Doscientos motores Falcon rugieron al tono de la pasión

La comarca Viedma-Patagones fue sede de la 12ª concentración nacional del Fana Falcon, el club que reúne a los amantes de este vehículo. Las caravanas llegaron desde distintos puntos del país con su propio mundo de historias a cuestas.

Los Ford Falcon dejaron de ser en una gran mayoría medios de locomoción usuales y con el paso del tiempo se convirtieron en símbolos de una pasión que forma parte de la esencia del ser argentino. Y por ese especial motivo, la Comarca Viedma-Patagones se transformó en la sede de la 12º concentración nacional del “Fana Falcon”. Como si fuera una gran juguetería pero con autos de tamaño real, y para que se diviertan los adultos.

Lo único que interrumpió la tranquilidad durante unos días fue el ruido inconfundible de casi 200 unidades, cuyos dueños viajaron miles de kilómetros para abrazarse con un par. Una tribu que se identifica con mostrar el escudo con la marca del óvalo, una bandera o una calcomanía en ese azul y blanco que caracteriza a la marca Ford.

Las caravanas llegaron desde distintos puntos del país trayendo en el habitáculo a numerosos entusiastas de estas joyas con su propio mundo de historias a cuestas, y con ganas de participar de un evento social, que luego de tres días dio lugar a la camaradería

Con este encuentro, la Comarca se convirtió en un punto equidistante. Los fanáticos llegaron con sus autos rugiendo, desde el norte y el sur. Se presentaron vehículos de Jujuy y de Río Gallegos, que se sumaron a los locales, y los provenientes de Trelew, Bahía Blanca, Mar del Plata, Comodoro Rivadavia y Buenos Aires.

Los motores roncaron mostrando un motivo de orgullo, el de pertenecer a un club de fans de un vehículo que dejó de producirse en serie, en la planta de General Pacheco en 1991.

Los visitantes aprovecharon las bellezas naturales para exhibirlos por ambas ciudades y alrededores. También participaron de un festival musical y exhibiciones en el autódromo capitalino, donde asistieron 5.000 personas, quienes se deleitaron viendo “trompos”, “quemas de cubiertas” y “picadas”.

De este auto nadie puede hablar mal. Todavía se consiguen repuestos sobre todo a través de las redes sociales aunque para los detallistas, cuesta mantenerlo con las piezas originales.

Por caso, resulta difícil remplazar la pequeña bocha de la palanca de cambios con cuatro velocidad con que venían dotados los Sprint originales, y también un taco de goma en el equilibra los motores de la misma máquina en aceleración.

Hay ansiedad para mantenerlos. Casi todos los que “le pusieron una moneda” reconocen haber invertido entre 100.000 y 180.000 pesos en repuestos, tapizados y piezas originales. Según contaron, para incursionar en la marca, debe “meterle un rebaje” a sus ahorros y desembolsar entre 60.000 y 80.000 pesos como inversión de base.

Todo aquel que quiera incursionar en la marca para armar su Ford Falcon original debe desembolsar entre 60.000 y 80.000 pesos como inversión de base.

La joya que todos observaron fue un Falcon con carburadores de seis bocas, alimentando así cada boca, a un cilindro.

“Fue una gran satisfacción haber podido organizar este encuentro, porque vino gente de todos lados haciendo un gran esfuerzo para viajar, y todos quedaron conformes porque pudieron disfrutar de nuestra bellezas naturales”, destacó Mario Inostroza, presidente del Club “Fana Falcon” de Viedma y Patagones.

Se mostró complacido, además, ya que dentro de estos encuentros nacionales surge la solidaridad. Cada uno de los participantes que viajó a Viedma trajo alimentos no perecederos que fueron distribuidos a familias de escasos recursos por intermedio de la organización no gubernamental “Fundación Retoño” y Desarrollo Social de Patagones. “Con estas actitudes solidarias, vimos que la gente que más lo necesita puede disfrutar del evento que fue gratuito en todas sus manifestaciones”, concluyó.

“Nunca te deja a pie”, ni con los pistones rotos

El Parque Ferreira, al Oeste de la costanera viedmense, reunió a miles de curiosos, y casi todos amantes del Ford que se acercaron a la exhibición. Uno de ellos contó las razones de su amor. “Yo tengo un Falcon, le hice 1.000 kilómetros y cuando lo desarmé, me di cuenta que tenía averiados seis pistones, pero nunca me dejó de a pie”, apuntó orgulloso.

Orgullo. Tres fierreros de ley y las sonrisas al posar junto a la máquina.
Marcelo Ochoa

Pasión marplatense sin límites

Los marplatenses tienen su propio club y concurrieron con varios autos. “Esta actividad es un pasatiempo en grupo, compartimos mucho, hay alegría, amistad y es un orgullo que la gente ponga atención en un vehículo tan fiel”, señaló Martín Ludueña. Todos sus Falcon, llevan un nombre: “Flecha”, “Bombero”, “Correcaminos” y “Legendario”. Contó que antes de partir hacia Viedma, uno de los integrantes, sufrió la rotura del vehículo. Anunció que no viajaría, pero lo arregló. “Se escapó del trabajo, y ni a la mujer le dijo que se venía ”.

Un ejemplar único

El 221 de 1971

Claudio Cannavo de Trelew, posee un 221 fabricado en 1971. Ese motor, representa la fortaleza de la marca del óvalo.

El número 221 es la medida de alta compresión y cuya planta motriz de seis cilindros y siete bancadas todavía se utiliza en competencias zonales de turismo carretera.

Esa versión salió de la planta de Pacheco con caja de cuatro velocidades, más la reversa, y como todavía no se fabricaban en el país, Ford Motor Argentina, las importaba de Estados Unidos, donde allí la utilizaban los veloces Ford Mustang.

Datos

Todo aquel que quiera incursionar en la marca para armar su Ford Falcon original debe desembolsar entre 60.000 y 80.000 pesos como inversión de base.

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