El actor transformista que cumple 20 años en Bariloche

“A mi la gente me enamora como se deben enamorar de mi”. Histriónico, multifacético y versátil. Micky Ruffa, uno de los primeros actores transformistas de Bariloche, suelta una sonrisa y asegura que alteró el universo teatral 20 años atrás cuando desembarcó en la ciudad, convirtiendo a varios restaurantes en salas de teatro.

Se pone serio cuando detalla la actividad de su fundación, que presta orientación a los padres de chicos con discapacidad. Y vuelve a sonreír cuando habla de su hijo Santiago, que cumplió 11 años.

Después de algún tiempo, Ruffa volvió a la pantalla televisiva de la ciudad con un magazine histórico en el canal 3 de AVC y Wall Kintun. “La televisión desde un primer momento me abrió la puerta a las familias; el teatro era la noche”, remarca.

Oriundo de Parque Patricios, en Capital Federal, estudió en la Escuela Nacional de Arte Dramático y en el Centro Cultural Rojas, y “cansado de vivir la noche y con la noche, la oscuridad”, tomó un micro que lo trajo a la ciudad cordillerana.

Vivió en un hostel en el Bariloche Center donde terminó trabajando como encargado.

“Llegué a Bariloche para quedarme. Ya son muchos años de haber innovado en el humor y el transformismo. No paré nunca más. Pasé por todos los cumpleaños de mujeres de 60, 70, 80 años que se te puedan ocurrir”, plantea mientras se acomoda sus anteojos de cristales rosados en la cabeza.

La elección por el transformismo surgió en Buenos Aires años atrás, cuando fue convocado por Fabio “Mosquito” Sancineto (hoy, actor en El Marginal II) para la obra “Fiestas Mayas”. “Necesito que me hagas de libélula, de mariposa. Vestite rápido, me dijo. Y cuando me di cuenta estaba arriba de una banqueta aleteando. Me di cuenta que así podía transitar tranquilamente. Esos personajes te daban impunidad de ser un montón de personas y decir un montón de cosas”, recuerda.

Su primera obra en Bariloche fue “Fuego” le demandó ser guionista, actor y director. Estaba basada en personajes vinculados “al prototipo barilochense”. “Estaba la mujer que se jugaba compulsivamente todo en el casino. A veces, hasta se olvidaba de sacarse los ruleros por jugar. Un hombre con mocasines y pantalón de gimnasia. Y ese detalle de tener muchísima ropa y no saber que había detrás de todo eso”, dice sonriendo de manera atrevida y con un estruendo.

La actividad para Ruffa nunca cesa. Ahora escribe una nueva obra de teatro de humor negro. Allí cuenta la historia de tres mujeres llamadas Anestesia, Abstinencia y Anastasia, que se han quedado solas y cobran la pensión mínima. Lo describe como “un fuerte choque con la realidad”.

Asume que “su despertar a la discapacidad” surgió hace 11 años, cuando nació su hijo fue diagnosticado con parálisis cerebral. ”Armamos la fundación para ayudar a padres de chicos con discapacidad a asesorarlos en tramites que costaban tanto realizar. La idea fue allanarles el camino en algo que fue muy difícil para mi. Que no la pasen tan mal como yo”, advierte.

Ruffa fue animador junto al actor Salvador “Batato” Barea, Mosquito Sancineto y Humberto Tortonese del mítico centro artístico Parakultural, en la calle Venezuela en Buenos Aires, a fines de los 80 y principios de los 90.

La primera obra de teatro de Ruffa fue “El arca de Noé”, de Juan José Citria, a los 8 años en la escuela William Morris en La Boca.

“¿Mi orientación sexual? Hoy que todo tiene un rol yo no lo tengo. Soy un ser humano dispuesto a amar y que lo amen”.

“Me gustaría ser dirigido para hacer algo dramático. Y en lo personal me gustaría tener más hijos. En unos años no me veo tan diferente a como estoy ahora. Estoy en mi mejor versión”.

“¿Quién es Micky Ruffa? Un milagro. Mirta es una leyenda y yo, un milagro”.

El actor soltó varias definiciones para contarnos hacia dónde apunta.