Él es “Criminal”, el rapero de Roca que ayuda a los chicos del barrio

Como un juglar, relata la dura vida en lo profundo de las barriadas de la ciudad. Dicta un taller de hip hop para ayudar a los jóvenes en situación de riesgo a encontrar una salida a través de la música.

Con el sonido latoso de los parlantes de su netbook, Rodrigo Quintreman (24) se prepara para salir. Su pieza es una cueva, pero de alguna manera refleja su personalidad. Cientos de grafitis inundan las cuatro paredes del lugar. Para cualquiera, una expresión claustrofóbica de arte. Para él, la urbe, una huella de su pasado graffitero.

Se calza los lentes, se acomoda la remera y atraviesa el estrecho pasillo que lo conduce al lugar donde mejor se mueve: la calle.

En el barrio Tiro de Roca, lo conocen como “El Porta”. Camina con actitud, el barrio es su entorno y él es parte del barrio.

En una esquina cualquiera se encuentra con los pibes. Con la birra tibia por el abrazador sol de verano, El Porta, charla, se ríe, comparte, pero sobre todo escucha. Busca historias. Él es un reportero, pero su canal de comunicación es el rap. Allí se convierte en “Criminal”, su seudónimo del hip hop, con el cual identifica su poesía callejera.

“Los raperos somos como los juglares. Vos vas barrio por barrio, juntándote con gente, amigos, y recopilando sus historias. Después, en algún momento, escuchás una base y empezás a mandarle. Esa historia puede identificar a miles de personas”. Se entusiasma.

En la calle los delincuentes me respetan por ser rapero” asegura Criminal golpeando el puño contra su mano. “Llevo un mensaje a la calle, tal vez porque hay cosas que ellos no pueden decir y yo las digo”.

El rap cambió la vida de Rodrigo. Hoy recuerda sin nostalgia una adolescencia cargada de sinsabores barriales y malas juntas. “Pasé de cagarme a piñas en la salida de los boliches a poner la mejilla con los brazos detrás y decir pégame, yo cambie perro, no peleo más”, asegura con firmeza.

Para Criminal, el rap es una forma de vivir, no solamente hacer música. “Es una ideología, es una forma de andar en la calle y de tratar a las personas que se basa en el respeto y en tratar al otro como el otro te trata”, sentenció.

Esa idea moviliza a Rodrigo. Piensa que “el rap une a la gente” y busca llevar su mensaje más allá de sus canciones. “El hip hop también sirve para ayudar. Por ejemplo, para vivir en el barrio y no ser un delincuente, para elegir otro camino”, explica.

Quizás por esa razón Criminal tiene un taller de hip hop en la zona de Fiske Menuco. “El barrio te consume, -dice con conocimiento de causa- si no podemos seguir con el proyecto y dejamos a los chicos a merced del barrio, les puede pasar lo que a mi”.

Rodrigo cuida ese espacio. Sabe que tiene un rol importante y que trabaja con personas socialmente vulnerables. “Las drogas, las armas, están relacionadas con el barrio. El rap también… y el rap es la salida”, afirma con seguridad.

El origen de una forma de vida

“Yo hablo, me muevo, camino la calle, todo lo que hago, lo hago siendo rapero”, asegura Rodrigo Quintreman, pero toda pasión tiene su origen.

Criminal llegó al rap de forma rústica, como sucedía antes de que Internet inundara nuestras vidas.

No hubiese conocido el Rap sin pisar los bloques de ciudadela”, reza una frase de “Linyeras Cru”, y la historia de Criminal tiene mucho de eso.

“Investigando los orígenes de la cultura hip-hop, cuando recién estaba empezando a rapear, me di cuenta de que el Bronx (Barrio estadounidense cuna del rap) era lo mismo que las 250”, lugar que vio pasar la adolescencia de Rodrigo.

A través de un DVD que le regaló una mama a un amigo suyo, conoció el hip hop. “Me pintó ser como los negros. Ellos tenían joyas, se vestían re piola. Además los locos parecían que hablaban cuando rapeaban, me gustó ese estilo”.

Musicalmente su proceso fue mutando. “Pasé por el rap, reggeton, rap romántico, hasta que encontré el camino, lo que yo quería hacer: Rap para el barrio, o sea contar cosas que no pasan en la tele”.

Fotos: Hebe Rajneri

Una movida que crece

“En Roca hay una movida rapera enorme”, explica el rapero de barrio Tiro. “Tenés los pibes que rapean que hacen freestyle y hacen competencias. Ellos se la rompen todos los días aprendiendo métricas. Después están los otros que hacen rap, o sea, hacen canciones. Tenés los pibes de Barrio Nuevo, de las 250, que escriben y hasta han editado discos. Hay una banda de movida”.

En el circuito under del rap, también hay competencias. Recientemente Criminal participó de “A Cara de Perro”, una competencia de nivel nacional que recorre las provincias buscando a los mejores competidores de cada una.

“Acá vinieron dos veces. La primera vez llegué a la final y perdí ahí. En la segunda ganamos con mi compañero, y nos fuimos a Buenos Aires. Fuimos los representantes de Río Negro, la pasamos muy bien. Llegamos a semifinales allá, pero perdimos con Mar del Plata. Fue terrible experiencia” asegura.

“La gente debería acercarse al rap porque es sano, no tiene nada de malo. Tiene música, diversión, que es lo principal, te libera de todo. En las competencias estoy en mi salsa, comparto mi pasión con otra gente, incluso con quienes tengo diferencias, pero no importa, el hip hop une a las personas”, finalizó.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios