El Museo del Riego, al rescate de la historia

Un lugar para conocer los comienzos y una de las obras más importantes que marcó el desarrollo del Alto Valle. Hay maquinaria, documentación y fotos de principios del siglo XX.

Con tecnología de última generación, trabajo y compromiso, el Museo del Riego atesora la historia en imágenes de los obreros que le dieron forma al Alto Valle de Río Negro, transformando el desierto y abasteciendo el agua para poner miles de hectáreas en producción.

El dique, construido a principios del siglo XX para regar la zona del Alto Valle, está ubicado a cinco kilómetros de Contralmirante Cordero y a unos 30 de Cipolletti.

El museo, ubicado en la localidad de Barda del Medio, atesora más de dos mil fotografías tratadas digitalmente, maquinarias, centrales telefónicas, documentación y los manuales originales de la mayoría de las máquinas compradas para el proyecto, en excelente estado de conservación.

Días atrás se llevó a cabo la inauguración de la muestra con participación de estudiantes, docentes e investigadores, vecinos y autoridades locales. Hubo una recorrida por los sectores internos y externos del Museo, con la proyección de un documental.

“Hay una larga tradición en la Humanidad de intentar dominar el entorno, de civilizar. Civilizar es dominar la naturaleza, y en ese dominio nos hemos puesto a la naturaleza de enemiga. Detrás de toda obra que domina la naturaleza está la ambición de generar una mejor calidad de vida para el hombre, las mujeres y su descendencia. Y casi siempre tenemos una memoria que se relaciona con los grandes héroes de la civilización, que tienen nombre, apellido y rostro. Y de entre ellos resalta la obra del dique Ballester, ideada por el ingeniero César Cipolletti y llevada adelante por el ingeniero Rodolfo Ballester”, comentó a modo introductorio Gustavo Ferreyra, secretario de Extensión de la Universidad Nacional del Comahue.

“Hoy podemos soñar y saber cómo ha sido la historia de la región, porque hay más de 2.000 fotografías que atestiguan el día a día de la construcción de esa obra tan importante. Y no es sólo la foto de un convenio, la foto de una firma, de un corte de cinta. Están también las imágenes del almacén, de las balsas, del traslado, las fotos de los cobros, las fotos cotidianas de la obra. Eso es fundamental porque rescata del anonimato a aquellos que construyeron y a los que dejaron su vida en la construcción de esta obra”, concluyó Ferreyra.

El dique sobre el río Neuquén es el punto de partida para regar por canales y acequias miles de hectáreas de tierras rionegrinas a través de la colosal obra de 17 compuertas que atraviesan el río de margen a margen, de 20 metros de ancho, separadas por 16 pilares de hormigón armado y dos estribos a cada extremo. Los pilares son de tres metros de ancho, de modo que el largo total del dique es de 420 metros sin contar las rampas.

Además el museo cuenta con los manuales originales de las máquinas que se usaron en la construcción de semejante proyecto.

Un punto de encuentro: Barda del medio

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Además el museo cuenta con los manuales originales de las máquinas que se usaron en la construcción de semejante proyecto.

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