El comercio pasó del posnet al “pagame después”

Vecinos de San Martín de los Andes reconocieron las dificultades para los sectores más carenciados, pero no ocultaron la posibilidad de disfrutar de la naturaleza. La solidaridad entre las familias fue una de las claves para salir de los problemas.

El temporal del viernes y sábado pasado dejó a su paso algo más que nieve. Las dificultades para movilizarse propias de un evento natural de esta magnitud y las fallas en el suministro de energía eléctrica obligaron a gran parte de la población a vivir sin el confort de la modernidad. Para algunos eso fue un logro. Para otros, algo difícil de soportar. Para el conjunto, sin lugar a dudas, una lección.

“Me da bronca que vivamos como una calamidad algo que es hermoso, significa que estamos empobrecidos como personas”, explicó a este medio un poblador del Lote 27, donde ayer todavía no había luz, y que prefirió mantenerse en el anonimato. “Durante estos días juntamos leña, cocinamos en el horno de barro, y hoy (por ayer) decidimos bajar caminando hasta lo de un familiar para abastecernos y luego volver”, explicó.

Un vecino del barrio Las Vertientes, donde tampoco tenían luz ayer, dijo que “nosotros disfrutamos estos días en familia. El único recaudo fue cuidar el agua, entonces para cocinar descongelamos nieve en las ollas, que poníamos sobre la salamandra. Al supermercado bajé caminando con las raquetas de nieve”, agregó. Él también quiso mantener en reserva su nombre porque le costaba “hablar de su felicidad”, según dijo.

En Rucahué, otro de los barrios ubicados en las partes altas de las montañas donde ayer tampoco había luz, una vecina en cambio se quejó. “Al principio estuvo bien, luego del temporal hubo días de sol y no fue un inconveniente usar la pala para despejar un poco la nieve. Pero ahora ya quiero que pase la máquina barredora y que vuelva la luz para bañarme en mi casa”, explicó en diálogo con este diario.

En los barrios más poblados la electricidad fue recomponiéndose en etapas tras la falla general del sistema, que derivó en las 48 horas iniciales de oscuridad. El plan de contingencia fue “de mayor a menor”, según explicaron funcionarios municipales. Se despejaron las calles troncales, intentando recomponer el suministro de energía eléctrica y asistiendo a los sectores de menos recursos, en simultáneo.

En Cordones del Chapelco, donde habitan unas 4.000 personas, se concentró gran parte del esfuerzo del Estado para paliar la situación. Se repartieron unos 1.800 litros de agua envasada, unos 20 camiones cargados de leña y casi 200 bonos de gas para el relleno de garrafas, además de alimentos en casos puntuales.

“En los sectores más pobres se vio reflejada la solidaridad de los vecinos”, dijo la secretaria de Desarrollo Social municipal, Natalia Vita. “Volver a la normalidad va a llevar unos días más todavía, por eso es necesario mantener la colaboración que nos hemos prestado unos a otros. Por ejemplo, la leña se descarga en un punto del barrio y luego son los vecinos los que ayudan a repartirla entre las viviendas. De otra manera no lo podríamos hacer”, concluyó.

En los sectores más poblados la electricidad fue recomponiéndose en etapas, tras la falla general del sistema, que derivó en 48 horas
sin energía .

La leña se descargó
en forma centralizada
y fueron los mismos vecinos quienes la repartieron para
evitar inconvenientes entre ellos.

josé cusit

Patricio Rodríguez

Otro de los conceptos que tomó vigor estos días en la localidad fue el de “buena fé”, sobre todo en las operaciones comerciales de turistas, ya que entre los inconvenientes que generó el corte de electricidad se contó la imposibilidad de pagar con tarjeta de crédito o débito y la inoperatividad de los cajeros automáticos.

“La respuesta del sector hotelero para sobrellevar la situación hizo eje en la buena voluntad”, dijo el secretario de Turismo local, Esteban Bosch. “El sector privado estuvo a la altura y pudo capear las dificultades”, aseguró. “En un momento llegaba más gente de la que podía salir de la ciudad, lo que generó desorden, pero se pudo solucionar”, explicó el funcionario.

La nieve cubrió los sectores rurales con la misma intensidad que tuvo en las zonas céntricas.

Datos

En los sectores más poblados la electricidad fue recomponiéndose en etapas, tras la falla general del sistema, que derivó en 48 horas
sin energía .
La leña se descargó
en forma centralizada
y fueron los mismos vecinos quienes la repartieron para
evitar inconvenientes entre ellos.

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