En las mesas de fin de año no abundarán chivitos y corderos

Se acercan Navidad y Año Nuevo, pero esta vez la oferta es muy inferior a la de años anteriores. Muchas muertes y bajo peso, por las nevadas de invierno y las abundantes lluvias en primavera. Los precios altos golpean el bolsillo en tiempos de recesión.

Chivitos y corderos, dos de los productos tradicionales y más buscados, no abundarán como en años anteriores en las mesas navideñas de la Región Sur rionegrina.

Este año los porcentajes de señaladas son bajos por la mortandad que causaron las lluvias y nevadas que se registraron durante la primavera y aquellos que sobrevivieron aun no alcanzan el peso ideal.

En mayor medida, el factor climático generó más pérdidas en la producción de chivitos.

Al cuadro oscuro se le suman los valores que rondan entre 1.800 y 2.800 pesos por unidad y la pérdida del poder adquisitivo de la población por dos factores que golpean al bolsillo: inflación y recesión.

Históricamente, los primeros chivitos y corderos comenzaban a comercializarse en octubre, en vísperas del “Día de la Madre”. Este año las ofertas se retrasaron casi dos meses y comenzaron recién a principios de diciembre, aunque están muy lejos de los volúmenes ofrecidos en años anteriores. El factor climático ha condicionado la producción en la toda la región.

“Las lluvias, nevadas y el frío que se registró en octubre causó una gran mortandad de animales. Si bien es muy bueno para el campo que llueva o nieve, se dio justo en época de parición y aquellos animales de horas o días de nacidos, no lograron sobrevivir. Y aquellos que lo hicieron aún no alcanzan el desarrollo que deberían tener en ésta fecha” señala Agustín Troman, un pequeño productor de la zona de Lipetrén. El hombre cría unas 140 ovejas en un campo ubicado unos 70 kilómetros al sudeste de Jacobacci y asegura que “el año pasado tuve un porcentaje de señalada del 100%. Ahora no sé cuantos corderos voy a señalar…”.

El 2018 ha sido un año “raro”, según la calificación que le dan los campesinos. Si bien ha venido cargado de humedad, situación que genera numerosos beneficios para el campo asegurando el forraje y las fuentes de agua, los crianceros afirman que las lluvias se registraron “a destiempo” y la nieve, junto a las heladas tardías, tuvieron un efecto muy negativo sobre los animales.

Carlos Calfuquir, un productor con un campo en la zona de Los Menucos y que se desempeña como Secretario de Producción del municipio de esa localidad, detalló que las lluvias escasearon en otoño y abundaron en primavera y el invierno se presentó con nieve y frío.

“Ha sido un año raro. Los animales no ingresaron con buen estado al invierno, que es cuando están en plena gestación. Y a ello se le sumaron las lluvias, algo de nieve en octubre… y hasta ahora no ha hecho calor…. Si bien hay mucho pasto y agua, los animales no se han desarrollado lo suficiente” afirmó.

A los inconvenientes que causó el clima, se le suman las plagas. La abundancia de zorros colorados y la presencia cada vez más fuerte del puma dañaron a las majadas, sobre todo en el este de la Región Sur.

“En nuestra zona son cada vez más numerosas las muertes que causan las plagas. Si bien se las combate, las majadas las padecen” señaló la ingeniera agrónoma Miriam López, quien se desempeña como Técnica del Programa Ganadero del Ente de Desarrollo de la Región Sur, en la zona de Valcheta. La mujer agregó que las fuertes tormentas que se registraron durante octubre causaron mayores pérdidas en chivas debido al comportamiento de esta raza ante situaciones adversas. “La chiva es muy susceptible. Ante una situación extrema aborta o pare y abandona la cría…. Si el chivito no mama se muere”.

La profesional resaltó que aquellos campesinos que vienen haciendo un trabajo controlado y tratando de resguardar a sus animales en cobertizos, tuvieron mejores porcentajes de señaladas que quienes continúan criándolos de manera extensiva, a campo. A pesar de ellos aclaró que “respecto al año pasado los porcentajes de señaladas son más bajos”.

La principal actividad

En la Región Sur rionegrina, donde la ganadería es la principal actividad productiva, predomina la cría de ovejas de la raza merino. A esta especie se le suman las cabras de angora y también criollas, introducidas desde el norte neuquino, luego de la erupción del volcán Puyehue que inundó de cenizas la región.

Como una consecuencia lógica la mayor oferta está centrada en los corderos que, en esta época pueden rondar entre 10 y 14 kilos. Por otro lado, los chivitos, que actualmente pueden llegar a pesar entre 6 y 8 kilos, presentan algunas diferencias entre los “criollos” y los “angora” que lo hacen más apetecibles a estos últimos a la hora de su elección para degustarlos. Si bien el angora es más pequeño y fibroso su carne tiene un gran sabor… sobre todo si se alimenta con zampa, una especie forrajera que se da en zonas secas. Por su lado, el chivito criollo es más “carnoso”, aunque sus sabor difiere bastante al del angora al ser más magra y seca.

Diferentes valores por mercado y oferta

“La chiva es muy susceptible. Ante una situación extrema aborta o pare y abandona la cría. Si el chivito no mama se muere”.

Miriam López, técnica del Programa Ganadero del Ente de la Región Sur

Históricamente, los primeros chivitos y corderos se comercializaban en octubre. Este año las ofertas se retrasaron casi dos meses y comenzaron recién a principios de diciembre.

El 2018 ha sido un año “raro”, dicen los crianceros. Lluvias “a destiempo” y la nieve, junto a las heladas tardías, tuvieron un efecto muy negativo.

En los corrales y a la espera del engorde. Los animales no se desarrollaron lo suficiente.

El valor de los chivitos de 6 a 8 kilos que comercializa la Cooperativa Ganadera

Indígena de Jacobacci.

$ 2.500

Datos

“La chiva es muy susceptible. Ante una situación extrema aborta o pare y abandona la cría. Si el chivito no mama se muere”.
Históricamente, los primeros chivitos y corderos se comercializaban en octubre. Este año las ofertas se retrasaron casi dos meses y comenzaron recién a principios de diciembre.
El 2018 ha sido un año “raro”, dicen los crianceros. Lluvias “a destiempo” y la nieve, junto a las heladas tardías, tuvieron un efecto muy negativo.

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