Esta es la banda del tejo que se mide a orillas del río Colorado

La banda del tejo se sigue prparando de cara a los juegos nacionales Evita, a los que todos quieren llegar. Y en Río Colorado aún retumban los ecos de la última competencia preparatoria organizada a orillas del río.

Mientras todo iba tomando forma, se compartían charlas, mates de por medio, y se conformaban las parejas que afrontarían el campeonato. A su vez, los organizadores acomodaban y alisaban las distintas canchas de arena, pasándoles el rastrillo para dejarlas listas para la batalla.

Con los turnos designados y la veintena de parejas listas, separadas en dúos de mujeres, de hombres y mixtos, comenzaron los encuentros. Los tres partidos iniciales de la jornada fueron seguidos de cerca por las parejas que aguardaban su turno para participar. En ese tiempo, los que estaban afuera sacaban conclusiones sobre el terreno y analizaban a sus futuros contrincantes.

El binomio de Mario Dilge y Jorge Brandoni pronto detectó que la cancha de arena no sería tan rápida como otras donde habían competido. “Vamos a tener que jugar rodeando el bochín, para complicarles el tiro”, señalaba Mario mientras cebaba un mate a su compañero Jorge, que agregaba: “Me parece que también tendremos que ir variando los tiros, uno largo y otro corto, como para despistarlos”.

Con el paso de los minutos, la competencia iba borrando las sonrisas de los rostros, se comenzaba a pelear cada punto y se acudía cada vez más seguido de los árbitros para resolver las dudas.

Los choques en la categoría femenina eran los más aguerridos y disputados. Hasta fueron los que más tiempo de juego demandaron, dejando claro el nivel de competitividad. La mayoría de las definiciones finalizaron con uno o dos puntos de diferencia.

En los primeros tiros, reinaban la camaradería y la buena onda, pero con los marcadores ajustados, la adrenalina aumentaba. “Fijate bien dónde vas a tirar”, “No desperdiciés la bocha”, “Concentrate, después seguís tomado mate”, “Dame un poco de espacio para tirar”, “Pará un minuto, silencio, no me desconcentrés”, fueron algunas de las frases .

También se vieron festejos con gritos contenidos, abrazos, risas y puños bien apretados, como una forma de saborear la victoria pero tratando de no herir los sentimientos de las amigas, con quienes pasan muchas horas de esparcimiento.

La pareja Liliana Mora y Luz Oses, ganadoras invictas, explicaron el secreto de su éxito: “Cada una tiene su especialidad: una es mejor arrimando y la otra es la mejor bochando para limpiar la zona donde está el bochín”.

Risas y algarabía fueron los principales ingredientes del encuentro. Muchos de los competidores llegaron acompañados por hijos o nietos, quienes con el correr de las horas se transformaron en hinchas fanáticos y, con cámaras o celulares, registraron cada uno de los movimientos. Todo confirma al tejo como una práctica deportiva para pasar un rato agradable, entre amigos y en familia.

“Hay que usar todas las estrategias para ganar aunque sea un punto. Depende de la cancha, porque cada lugar prepara el piso que más le gusta”.

Las recomendaciones de Mario y Jorge, ganadores en pareja masculina.

“Estos campeonatos nos ayudan a ir mejorando, para tratar de no cometer aquellos errores que pueden costarte un partido”.

Liliana y Luz, ganadoras femeninas, buscan llegar a los juegos nacionales Evita.