No basta con cambiar a led para ahorrar energía en los hogares

La iluminación es una mínima parte del consumo en una casa. Las sociedades con hogares de mayor acceso al gas y la electricidad tienen un mejor índice de desarrollo humano.

La electricidad y el gas son energías abundantes en nuestro país en relación con nuestros vecinos, pero cada vez cuestan más. El presidente Mauricio Macri acaba de recomendar cambiar las lamparitas incandescentes o halógenas por las de tecnología LED pero el ahorro no sería significativo: después de todo, en las casas sólo el 10% o 15% del consumo se va en iluminación.

La eficiencia energética es un concepto mucho más amplio, advierte el director del departamento de Energía de la Fundación Bariloche, Héctor Pistonesi. “Le diría que lo que dijo el presidente es casi una cargada”, opinó.

En las ciudades de Argentina abastecidas con gas natural por redes (el 51% de la población, según el censo 2010), la tendencia de los hogares es utilizar este combustible para calentar (calefactores, termotanques, calefones, cocinas) y la electricidad para iluminar, enfriar (heladeras, ventiladores, aires acondicionados) y lavar ropa, además de cuestiones relacionadas con el esparcimiento (televisor, computadora) y las comunicaciones.

Pero las tarifas que se pagaban hasta 2016 permitían pensar en un mayor confort relacionado con el frío y el calor con la electricidad como insumo: se multiplicaron los split, que permiten bajar o subir la temperatura de un ambiente rápidamente, y los aparatos que funcionan con una resistencia similar a la de la plancha para calefaccionar. Un solución sencilla que no requiere tender caños ni agujerear paredes ni techos, como los calefones eléctricos que se aún usan en hogares abastecidos con gas envasado (GLP).

Las cocinas eléctricas, los hornos eléctricos y hasta los termotanques eléctricos son el lógico sucedáneo del gas cuando no hay oferta disponible, como pasa en las ciudades cordilleranas de Río Negro y Neuquén por la falta de ampliación del sistema de transporte, o en las viviendas de asentamientos irregulares que no pueden acceder al servicio.

El Índice de Desarrollo Humano es, según las Naciones Unidas, “un indicador sintético de los logros medios obtenidos en las dimensiones fundamentales del desarrollo humano, a saber: tener una vida larga y saludable, adquirir conocimientos y disfrutar de un nivel de vida digno”.

Este índice es más alto en las sociedades donde el consumo de energía per cápita es más alto y, lógicamente, disminuye en los lugares donde la demanda cae.

De todos modos, si todo el mundo tuviera acceso a las fuentes de energía que garanticen los mismos índices de desarrollo humano que, pongamos, Canadá, se precisarían los recursos naturales de dos planetas Tierra.

Y si todas las personas del planeta tuviesen la huella ecológica promedio (mide el área que requiere la humanidad para satisfacer su demanda de recursos naturales) de un residente de Qatar, harían falta 4,8 planetas Tierra, según la ONG WWF. Escalofriante.

El “internet de las cosas” (IoT, por sus siglas en inglés) ayudará, en un futuro que no es de “Los Supersónicos”, a hacer más eficiente los aparatos domésticos. Un calefactor podría encenderse de manera remota, igual que el lavarropas o hasta el auto.

Tarifas

“No hay que pedirles a los usuarios que financien anticipadamente las inversiones de las prestatarias”, advierte el especialista Héctor Pistonesi, de la Fundación Bariloche.

Los aumentos del gas y la electricidad que vienen aplicándose desde hace poco más de tres años no llegan a reducir los aportes del Tesoro en materia de subsidios porque, de manera paralela, el gobierno ha ido autorizando mejores precios a los que generan electricidad y extraen gas. Pistonesi recomienda que primero se realicen las inversiones y luego suban, si es preciso, las tarifas.

Qué se lleva más gas

Con los artefactos a gas no hay mucho secreto. Se estima que más de la mitad del combustible que quemamos en un hogar se destina a calefacción; casi el 20% a la provisión de agua caliente y un 10% a la cocción de alimentos. En Argentina el consumo se mide en metros cúbicos.

Dardo Bonín, un ingeniero que condujo la regional de Camuzzi durante años y ahora está dedicado al mundo petrolero, advierte que muchos de los consejos que se difunden sobre el consumo eficiente del gas están pensados para otras zonas; en la Patagonia la gente no se puede dar el lujo de no prender los calefactores.

Lo más eficiente son los aparatos que usan termostato: se encienden hasta alcanzar una temperatura y luego se apagan.

Bonín advierte que usar el horno o las hornallas para calentar ambientes, además de ineficiente, es riesgoso: como consume oxígeno produce una sensación ficticia de calor: en realidad es una sofocación. Ni hablar si la combustión es mala y se genera monóxido de carbono, que es mortal.

Hay aparatos (calderas, termotanques, calefones, calefactores) que funcionan con un piloto: cuando se abre el paso de gas a los quemadores es lo que inicia la combustión. Representa entre el 12% y el 18% del consumo de una familia. Apagar los pilotos que se puedan, especialmente las estufas, sería una solución, pero para eso el aparato debe estar en condiciones: el encendido debe funcionar, al igual que las termocuplas y el mechero.

Si hay que comprar nuevos aparatos, sería conveniente optar por los que tiene no usan piloto, sino un magiclick y tienen termostato.

La recomendación es bajar o apagar los sistemas de calefacción cuando no hay nadie en la casa y de noche, cuando todos duermen, pero no siempre es sencillo levantar la temperatura en poco tiempo para disfrutar del confort rápidamente.

Bajar la calefacción obliga a abrigarse más pero no todo el mundo está en condiciones de soportar el frío en zonas como la nuestra, donde las temperaturas son tan bajas.

Hay medidas arquitectónicas y constructivas que en general no se tienen en cuenta, para evitar la pérdida de calor o la dispersión en ambientes altos y amplios.

Qué se lleva más luz

Hay aparatos que demandan una gran potencia, que se mide en watts o vatios (W). El consumo se registra en kilovatios (kW), que son 1.000 W, por hora (kWh).

La línea de electrodomésticos blancos tiene niveles de eficiencia: el identificado con la letra A es el que mejor combina gasto con

Mantener los burletes en condiciones, no poner el termostato en temperaturas innecesarias y no dejar abierta la puerta son grandes ayudas. Puede llegar a llevarse 75 a 100 kWh por mes.

Una lámpara de una potencia de 11 W encendida durante una hora registra un consumo de 0,011 kWh.

La heladera es el artefacto que más electricidad consume en una casa. prestación.

La plancha calienta mediante una resistencia que demanda una enorme potencia: unos 1.000 W. Si se usa una hora por día durante un mes, representará 30 kWh en la boleta de Edersa, CALF, CEB o el EPEN.

Lavarropas: depende del modo en que se use. Si se opta por calentar el agua con el sistema interno del aparato, el consumo se dispara, pero si la casa tiene termotanque a gas, que en la región es más barato, conviene mezclar el agua fría con la caliente de la red.

El aire acondicionado, aunque las nuevas generaciones sean más eficientes, es uno de los aparatos que más electricidad consume, especialmente porque no se enciende sólo por unos minutos. Depende de la potencia, pero si se lo prende durante más de cinco horas el medidor registrará un consumo de 10 kWh por día (en una semana, 70).

Calefacción a electricidad: en general son sistemas de altísima demanda de energía, que depende de cada modalidad.

Las comparaciones que no son tan odiosas

El presidente Mauricio Macri dijo que en Buenos Aires se consume un 70% más de gas que en Montevideo. Pero Uruguay, como Chile, no tiene recursos propios y debe importar lo que consume.

Argentina importa, en invierno, sólo un cuarto de lo que consume.

En nuestro país el consumo de electricidad per cápita es de 3.052 kWh por año; el de Chile, 3.912; y el de Uruguay, 3.068, según datos del Banco Mundial.

Según la Agencia Internacional de la Energía, Argentina consume 2.015 kg de equivalente de petróleo per cápita (un indicador que engloba toda la energía), mientras en Chile ese número es de 2.029, Uruguay registra 1.378 y Brasil, 1.485. Claro que en Estados Unidos se consumen 6.801 kg de equivalente de petróleo per cápita y en Canadá, 7.604.


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