Lo que leímos en 1960: el tiempo de los frigoríficos frutícolas

Un ida y vuelta de notas entre la Federación de Productores de Fruta de Río Negro y Neuquén y el entonces diputado nacional, Pablo Fermín Oreja, dejó marcadas las objeciones que tenía la asociación de productores a un proyecto, de autoría del funcionario, acerca de la construcción de los frigoríficos regionales.

Las notas deja entrever la mirada que tenían los fruticultores, que aseguraban que “con el régimen de préstamos del Banco Industrial, el problema de los frigoríficos se resolverá por la actividad privada”.

Hasta ese momento existían 20 frigoríficos en construcción y en vías de terminación con una capacidad de 1 y ½ millón de cajones y otros diez proyectados que estarían en funcionamiento para la campaña 1959/60. Es decir, la actividad privada podía resolver el problema de los frigoríficos regionales, siempre y cuando se mantuviese la reglamentación en cuanto al monto y plazo de los préstamos a los que se referían.

En este caso, los productores consideraban innecesaria la intervención del Estado, por lo menos hasta ese momento. Veían como injusto que luego de construir los frigoríficos con capital privado, el Estado interviniese imponiendo el pago de un gravamen para la construcción a futuro de otros establecimientos.

El diputado Oreja, en cambio, remarcaba que el proyecto no sería “estatista” ni “dirigista”, los productores sostenían que en el artículo 30° del mismo se leía “que, además de los productores (únicos que tendrían que hacer el esfuerzo para aportar el capital), estarían representados por el Poder Ejecutivo, los obreros empacadores, los consumidores y otras entidades, resultando evidente la absoluta minoría de los productores; en cambio, tendrían a su lado una mayoría de socios administradores, incluyendo al Estado, que no aportarían nada y sin ningún riesgo para su patrimonio, tendrían la mayoría para administrar”.

Lo que leímos, lo que publicamos

PRODUCCIÓN Y TEXTOS:

Edith Cabrera ecabrera@rionegro.com.ar