Rosa mosqueta: una especie que atenta contra la ganadería

Pese a sus usos en alimentos y estética es una planta exótica e invasora. Crece en forma descontrolada y destruye los mallines donde los animales beben y se alimentan. Provincia lleva adelante un plan de control desde hace una década.

No todo lo que brilla es oro. Esta afirmación vale para la rosa mosqueta que detrás de sus atractivos colores y de sus usos medicinales y comestibles, encierra otro aspecto no tan brillante: es un gran enemigo para el ganado.

Es por esto que desde hace diez años funciona en la provincia de Neuquén un programa para controlar la plaga de rosas mosquetas, una acción similar a la que se lleva adelante en contra de la tucura.

“Cuando tenés la rosa mosqueta te va ocupando el mallín y llega un momento que, cuando se van juntando las plantas, se va cerrando el espacio y los animales ya no pueden pasar a pastorear”, señaló Mariano Bondoni, director general de Sanidad Vegetal y Emergencia Agraria de la provincia.

El funcionario recordó que los mallines, esos humedales en los que la vegetación se entremezcla con el agua, son fundamentales para el ganado y con la invasión de la rosa mosquetas se pierde “ese suelo que es como el petróleo de la cordillera”.

La rosa mosqueta es una especie invasiva y no es autóctona del país. “Tiene una gran capacidad de propagación porque se multiplica por semillas. Si un caballo , una vaca o un pájaro se la come, se la lleva, y con las semillas en las heces luego sale la planta”, informó.

También se multiplica por sus raíces que “se van extendiendo por debajo del suelo y de las raíces salen plantas nuevas”.

Observación in situ. Los sitios de pastaje de animales son ocupados por la especie exótica.
Gentileza

Bondoni sumó que además como es una especie que fue introducida “no tienen enemigos naturales”. Es por esto que la comparó con lo que pasa con la liebre europea y los castores.

Esta suma de factores hace que sea complejo su control. Ubicó que las acciones hacia la rosa mosqueta se hacen sobre la zona de precordillera y cordillera. “Donde está más complicada la situación es en Junín de los Andes, Aluminé, Loncopué, y la zona de Andacollo y Chos Malal”, precisó.

El titular de Sanidad Vegetal y Emergencia Agraria de la provincia describió que las aplicaciones de herbicidas para combatirla no se hacen en forma masiva sino “que se aplica con un operario con mochilas y lo hace planta por planta”.

La provincia provee los elementos para hacer el control, y el productor se encarga de la mano de obra. “No estamos usando glifosato”, aclaró Bondoni y dijo que los herbicidas que se utilizan “no matan el pasto porque son selectivos de hojas anchas”.

“El efecto negativo que tiene la rosa mosqueta no es visto por el poblador de la ciudad, pero afecta y mucho a la ganadería y, al ser exótica, atenta también contra las plantas nativas”, añadió.

Incluso mencionó que “en Parques Nacionales también están muy preocupados por el tema de la rosa mosqueta”. Comentó que, por ejemplo, en momentos de poco tráfico crece en las sendas que usan los turistas “y después es muy difícil sacarla”.

Otra de las acciones es dar las alertas del momento de cuando realizar las aplicaciones. “Depende del clima pero se ubica entre primavera y hasta que la planta termina de florecer”, contó. Después ya no es recomendable hacerlo porque “la planta empieza a guardar la sustancia en la fruta, y no la manda para las raíces, y la planta no se muere”.

“Se hace una sola aplicación ahora en primavera. Si la planta es de pequeña a mediana es probable que no haga falta una segunda aplicación. Si es necesaria otra aplicación porque quedó algún brote se hace en otoño, en marzo o abril, para que no rebrote en la primavera del año que viene”, explayó.

Destacó que entre los avances logrados en estos años se destaca que el productor entendió que la rosa mosqueta “es un problema”. Sumó que adoptó la estrategia de control y dejó métodos que son contraproducentes como arrancar las plantas con cadenas, o cortarlas con machetes.

Los funcionarios provinciales explican cómo impedir la invasión de la planta en los mallines.
Gentileza

“El equipamiento lo tenemos de años anteriores. Para toda la operatoria se destinaron más de 5 millones de pesos en estos diez años”.

Mariano Bondoni, titular de Sanidad Vegetal

Las dos plagas tienen en común que en su desarrollo afectan los humedales naturales de la región, secando los suelos y eliminando el alimento del ganado.

Tucuras, el otro gran invasor que destruye los mallines

La pariente de la langosta es insaciable.
Archivo

Junto al control de las rosas mosquetas, otro paquete de medidas se orienta al control de la tucura, un pariente de las langostas que tiene una gran voracidad.

“Pasa todo el invierno enterrada como huevo, y en esta época detectan que afuera está haciendo calor y salen unos organismos muy chicos”, indicó sobre las tucuras el titular de Sanidad Vegetal y Emergencia Agraria de la provincia, Mariano Bondoni.

Las tucuras son un insecto que a medida que crece avanzan en frentes alimentándose. Cuando llegan a la adultez dejan de comer y empiezan a copular. “Tiene una característica cíclica, y entre 5 a 8 años hay picos estacionales con poblaciones muy grandes”, indicó.

Los mecanismos de ayuda que brinda la provincia son similares a los que se aplican para el control de la rosa mosqueta. “Se hace el alerta y el productor es el que hace la aplicación del plaguicida”, explicó.

Hay una característica biológica de la tucura que ayuda a reducir su población: Cuando son chicas y baja la temperatura se juntan en un lugar a dormir ya sea en un poste o una planta. Esto hace que el productor las localice y al aplicar el producto mueran todas. “Se ahorra mucho tiempo y es más económico”, mencionó.

Cuando la tucura avanza por los pastizales se cambia de estrategia de control. “Se usa un cebo tóxico y se tira en el frente de avance para que en vez del pasto coma eso y se muera”, agregó.

Se mejoró la estrategias con la introducción de un controlador biológico que se produce sólo en Estados Unidos. La provincia lo importó en 2010 y 2014. Es un parásito (Paranosema locustae), que se aloja en el cuerpo de las tucuras y disminuye sus variables biológicas. Provoca mayor mortandad, baja la fertilidad y la tasa de reproducción, disminuye la capacidad de desplazamiento, se alimentan menos y son más susceptibles a los depredadores.

“Hay persistencia del producto entonces se transmite de año a año, y ayuda a que la población se estabilice y se evita que haya un estallido “, ponderó el funcionario.

Si bien es costoso es muy efectivo. “La tucura lo come, se mete dentro del estómago, y se aloja en la grasa donde guarda energía, y cuando la tucura pone huevos va dentro de los huevos, entonces ya nace infectada y la debilita”, comunicó.

Destacó que hace dos años que se ve que viene bajando la presencia de tucuras pero de aclaró que ninguna manera esto debe hacer que se reduzca los controles “porque si te agarra desprevenido te gana y es un peligro latente”.

En números

Controles en momentos clave y monitoreos permanentes

La invasora por excelencia no tiene freno natural.
Archivo

Desde 2008 la Subsecretaría de Producción aplica el Programa Provincial de Monitoreo y Control de Tucuras y de Control de la Rosa Mosqueta.

Se trata de dos especies que conviven en el mismo sitio y afectan el bien más deseado de un ganadero que es el mallín. Es por esto que las aplicaciones de plaguicidas son tópicas.

En ambos casos se monitorea el desarrollo de cada plaga, y se emiten alertas tempranas con los momentos oportunos para hacer el control.

Para la rosa mosqueta el momento va desde que comienza a brotar hasta plena floración y en el otoño cuando las hojas comienzan a cambiar de color.

En el caso de las tucuras es cuando comienzan a nacer, en su estado de “mosquita”, y el momento ideal durante el día es bien temprano o a la tardecita cuando se juntan en los “dormideros” para pasar la noche. Cuando ya crecen se utiliza un cebo tóxico compuesto de afrechillo y plaguicida.

Todas las acciones se complementan con capacitaciones, y visitas a los productores. Además se ofrece a los productores un préstamo en equipamiento para hacer las aplicaciones y se crean fondos rotatorios de productos químicos.

Plagas en Neuquén

300.000 pesos

leelo en www.rionegro.com.ar

fueron destinaron en este año a la compra de plaguicidas para el control y el combate de la rosa mosqueta y las tucuras.

Datos

“El equipamiento lo tenemos de años anteriores. Para toda la operatoria se destinaron más de 5 millones de pesos en estos diez años”.
Mariano Bondoni, titular de Sanidad Vegetal
Las dos plagas tienen en común que en su desarrollo afectan los humedales naturales de la región, secando los suelos y eliminando el alimento del ganado.
5 millones
de pesos son los que se han invertido en el equipamiento y los programas para controlar el avance de las plagas.
5 a 8 años
es el período en el que se registra un pico de población de tucuras, que afectan la flora y fauna de la provincia.
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