¿Son los rastros del primer asado de milodón?
En el extremo suroeste rionegrino, próximo a la cordillera, se encuentra uno de los yacimientos más antiguos, El Trébol, cerca de la laguna del mismo nombre, no muy lejos de Bariloche y dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi. Allí las excavaciones y las investigaciones fueron dirigidas por los arqueólogos Adán Hajduk, investigador del Conicet y Ana Albornoz de la Secretaría de Cultura de Río Negro, junto con el historiador y técnico en arqueología Maximiliano Lezcano, también del Conicet.
En ese refugio se dio el único hallazgo hasta el momento de pobladores patagónicos en convivencia con fauna extinta: hay evidencias de que quienes la ocuparon hace unos 11.000 años habrían consumido un Milodón, especie de perezoso gigante extinto. La existencia de fogones y unos pequeños huesos incorporados en la gruesa piel del animal quemados y con cortes producidos por herramientas de piedra así lo sugiere.
“El Trébol es un afloramiento rocoso de unos 20 metros de alto, que forma una pared inclinada y no alcanza la profundidad de una cueva, por eso lo denominamos alero, aunque hemos excavado hasta 5 metros de profundidad”, señala el historiador Lezcano, en diálogo con “Río Negro”.
Según las investigaciones, el refugio se encontraba en un bosque bastante distinto del actual, también con coihues , pero más aislados, con pasturas que admitían el ingreso de guanacos, huemules y un ciervo de gran tamaño entre otros animales. Esto posibilitó que grupos pequeños de cazadores-recolectores, quizás los primeros en ocupar la zona, se establecieran allí de manera esporádica, probablemente en coincidencia con una gran erupción volcánica, entre cuyas cenizas se encuentran parte de los restos que quedaron tras su paso.
“El sitio habría sido ocupado por grupos que tenían conocimiento de la estepa del este, ya que traían de allí rocas para tallar sus instrumentos. Habrían hecho un uso estacional del alero, complementándolo con la estepa y la zona de transición cercana. También hay evidencias de pesca y recolección de moluscos, por ejemplo”, explica Lezcano. Lo novedoso del yacimiento El Trébol es la antigüedad de sus restos culturales en asociación con fauna extinta, que complejiza las teorías que señalan que la ocupación de la Patagonia se habría hecho primero en la zona esteparia y más tardíamente en el ambiente cordillerano, tras la desaparición de los grandes mamíferos.
También en este caso el clima condicionó la actividad de los habitantes de la zona. “Hay un período clave, que va hacia los 5.800 años de antigüedad, donde vemos cierto asentamiento. Por estudios paleoambientales del polen conservado en el fondo de la laguna El Trébol, vemos que hubo un período de sequía importante y el bosque se retrajo, se hizo más abierto. La zona de El Trébol resultó así más accesible para el guanaco y con ellos entra el hombre”, dijo.
Comentarios