Terminó el camino de los musulmanes patagónicos a La Meca

Volverán al aeropuerto de Bariloche en dos semanas, luego de haber participado del acto más importante del islamismo. Una tormenta de arena se desató en medio de la peregrinación.

La ceremonia había terminado y los 15 musulmanes de la Patagonia que habían llegado hasta La Meca, la ciudad santa de Arabia Saudita, se disponían para despedirse de la Caaba, el templo mayor, cuando el aire les trajo recuerdos de su tierra: era un viento comenzaba a soplar con fuerza y que nadie iba a imaginar que se transformaría en una tormenta de arena.

Antes de que la celebración se trasladara al monte Arafat, la tela que cubre el pequeño edificio casi se pierde, en medio de ráfagas que los experimentados patagónicos nunca habían experimentado. No es un dato menor: esa enorme pieza cuesta cinco millones de dólares gracia s a sus hilos de oro y plata.

Para ser considerado musulmán, es preciso visitar alguna vez la mezquita sagrada, dentro de las posibilidades de cada uno. Los musulmanes que partieron la semana pasada de Bariloche pertenecen a la orden Sufi Naqshbandi, que lidera el sheykh Abdul Raul Felpete en Mallín Ahogado, El Bolsón.

La Caaba es un templo muy antiguo; anterior a Mahoma, el profeta musulmán. La peregrinación hacia La Meca se llama “hajj”. Y la delegación de El Bolsón está integrada por Ahmad Isa Martínez, Abdul Fatah Rosales, Daud Denucci, Abdul Latif Álvarez, Khide Cárcamo y su esposa Mustaqina Barrientes. A ellos se les sumaron otros nueve patagónicos.

El regreso al aeropuerto de Bariloche está previsto para el 3 de septiembre. Luego de la ceremonia multitudinaria en la Caaba, el rito indica que durante tres días hay que caminar por el desierto para tirarle piedras a Satán.

Te puede interesar: El largo peregrinaje de quince musulmanes patagónicos

La historia es más o menos la misma que la que se cuenta en el judaísmo o el cristianismo: el profeta Ibrahim (Abraham) marcha, por orden del arcángel Gibril (Gabriel), a sacrificar a su hijo Ismael (Isaac) porque Dios se lo pedía, luego de haberle ofrecido en vano caballos, camellos y ovejas como sacrificio.

Satanás, el Diablo, trata de advertirles a la madre de Ismael y al propio niño de que el peregrinar hacia el monte no tiene otro fin que su sacrificio, pero ni la mujer ni el niño hacen caso porque su fe los hace creer. Llegado el momento el sacrificio, Dios reemplaza al niño por un carnero y le reconoce a Ibrahim su fe.

El templo sagrado del Islam está en Arabia Saudita. No hay en el mundo un edificio religioso en uso más antiguo.

La ciudad está muy cerca del Mar Rojo, sus calles no pueden verse en Street View y nadie que no sea musulmán puede pisar su suelo. Con casi 1.700.000 habitantes, debe estar preparado en esta época del año para recibir a millones de fieles.

La mezquita se llama en realidad Masjid al-Haram. La Meca una pequeña construcción con forma de un prisma rectangular.

En esta «casa de Dios» los musulmanes creen que se toca lo divino con lo terrenal. Hacia ella es que se inclinan cuando, en cualquier lugar en el que están, realizan sus rezos.

En una esquina de la construcción hay un meteorito o piedra negra. La edificación está conformada por capas de piedra azulada y grisácea, y como muchas cosas de la arquitectura árabe, es de una gran belleza.

De todos modos, no es un objeto de culto. Los musulmanes sólo adoran a Alá.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios