Son jóvenes las que más denuncian: “No quieren ser una más”

NEUQUÉN (AN).- Las jóvenes que son violentadas por sus parejas no se callan y buscan ayuda. Esta es una de las conclusiones del informe elaborado por el área social del equipo interdisciplinario de los juzgados de Familia, que realizó una caracterización sociodemográfica de quienes denunciaron en el contexto de ley 2785 de protección integral. “Esto se puede asociar a cambios generacionales y culturales, donde ha operado una desnaturalización de la violencia hacia la mujer”, explicaron las profesionales.

El trabajo de análisis comprendió 228 expedientes ingresados al área social, entre marzo y mayo de 2014. El equipo, explicó la coordinadora Andrea Van Diest, se encarga de hacer el diagnóstico de cada situación para determinar, entre otros puntos recurrencia y nivel de riesgo, y remitirlo al juez para que defina las medidas.

El 42% de las mujeres que denuncian tienen menos de 30 años, el 31% está en la franja etárea que va de los 31 a los 40 años, el 18% tiene entre 41 y 50 años, el 7% entre 51 y 60 años, y más de 61 años sólo el 2%.

“Nuestra hipótesis es que las mujeres más jóvenes desde chicas vienen escuchando: “podés denunciar, el maltrato verbal es violencia”. Este año se escucha mucho en las entrevistas el tema del femicidio, dicen: “yo no quiero ser una más”, aseguró Marcela Jagla, trabajadora social del equipo. Su colega, Paola Morales, completó: “Eso es lo que nosotras en el uno a uno percibimos. Después cuando reunimos los datos se confirmó.”

¿El hecho de que se animen a denunciar implica que el sistema judicial y los dispositivos dependientes del Poder Ejecutivo brinden una pronta respuesta? El informe indica que el 28% de las mujeres poseían expedientes anteriores archivados con la misma persona denunciada, lo cual alude a la cronicidad y recurrencia de las situaciones de violencias. Las profesionales afirmaron que es necesario realizar un abordaje sobre la eficacia de las medidas cautelares y la accesibilidad y sostenimiento del abordaje terapéutico.

“Que las mujeres jóvenes tengan esta información no quita que siga siendo una población de riesgo. Porque también notamos que es población vulnerable en cuanto a no sostener tratamientos, dificultades para insertarse laboralmente. Habitacionalmente no pueden volver a las casas de sus padres, no pueden volver con el denunciado, y en el medio no tienen opciones. Tienen hijos pequeños y dependen económicamente de los varones. Estas mujeres no suelen encontrar en el Estado soluciones a estos conflictos económicos y habitacionales”, señaló Jagla.

Van Diest manifestó: “En lo bien concreto y objetivo: necesitan un espacio físico, y hay diez plazas en un refugio en condiciones paupérrimas. Para concretar la ley faltan recursos.”

Matías Subat

Violencia de Género

Laura Loncopan Berti

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