Soria cuestionó a Arriaga, pero «K» bajó línea

– ¡Gringo! ¿Cómo andás con Miguel (por Miguel Pichetto)?

– Bien, muy bien. Es mi amigo y yo soy leal a mis amigos: lo voy a apoyar como él me apoyó a mí cuando fui candidato. Juego entero….Yo tengo códigos …

– Sí, claro, ya sé ….

– ¡Al que no me banco es a Arriaga!….

– ¡Sí, ya sé, ya sé!….Pero sin Arriaga no ganamos Gringo… Esta es la realidad. Lo tengo muy claro… Así que yo en diciembre voy a definir el titular de la fórmula del Frente para la Victoria… Miguel o vos, de ahí sale el candidato. Pero la fórmula la integra también Arriaga. Esto es así Gringo – dijo el presidente Néstor Kirchner y el intendente de Roca, Carlos Soria, asintió con la cabeza denunciando encuadramiento a lo decidido.

Luego reflexionó:

– Tenemos que ganarles, alguna vez tenemos que ganarles a los radicales….

– Mirá Gringo, yo tengo la corazonada que les ganamos…¡Y qué querés que te diga, yo tengo el corazoncito con el Frente! – respondió el mandatario.

– Sí, todo muy lindo, pero… pero, ¿y la concertación con los radicales? – preguntó el jefe comunal.

– Sí, está la Concertación. Yo también la necesito a lo largo y ancho del país…. Ellos también están enfilados en nuestro proyecto que…. ¡mirá Gringo: este proyecto viene para largo… estamos trabajando para 30 años, Gringo! – sentenció el presidente, miró a Soria y lo sorprendió con una pregunta:

– ¿Por qué tomás tanto café Gringo?….¡Hace mal!…¡Hay que cuidarse!…¡Tenemos que durar, Gringo…hay mucho por hacer!…

Soria reaccionó mirando el pocillo que tenía en la derecha…

– Yo…sí, sí…el café…claro, el café….¿Y vos qué tomás?….

– Yo té…un tecito cada tanto….un té que me prepara Cristina… Té Boyarda (al menos esto es lo que cree haber escuchado Soria en este tramo del encuentro que mantuvo con el mandatario durante cuarenta minutos, a partir de las 18 y 10 del miércoles. A Soria le quedó la duda sobre si Boyarda era la marca del té o el yuyo con que es preparado).

Pasadas las 17, Soria había llegado a la Casa Rosada para entrevistarse con Kirchner, un encuentro no solicitado, pero alentado el martes por el ministro del Interior Aníbal Fernández.

– ¿Querés hablar con el presidente? – le había preguntado el ministro y acto seguido comunicó a Soria con la secretaria privada del mandatario. «Mañana lo llamamos Soria», le dijeron.

Pero el miércoles avanzaba y el llamado brillaba por su ausencia. Fue entonces que el jefe comunal se llegó hasta la Rosada para pispear un ambiente de poder.

Iba por los pasillos saludando aquí y allá, cuando sintió:

– ¡Gringo viejo nomás!- le gritaron y Soria se abrazó con toda una institución, a lo largo de los años en el aparato logístico de legiones de funcionarios peronistas: El «negro» Arrieta, ex chofer de ministros que fueron – José Luis Manzano entre otros -, y hoy bajo órdenes de Masón, paradigma de operador político en el justicialismo. De ahí al despacho de Masón no medió nada. Ambos se conocen desde los '70, cuando militaban en la cuasi ortodoxia justicialista que en la universidad se nucleó en el FEN, que lideraban, entre otros, «Pajarito» Grabois y Julio Bárbaro.

Hubo abrazos, recuerdos comunes y la ratificación para Soria, de algo que ya le había adelantado el día anterior el ministro Aníbal Fernández: la fórmula Pichetto-Arriaga le está ganando a la conformada por Miguel Saiz – Bautista Mendioroz.

Masón, un hombre que habla más con los gestos que con palabras, aceleró el encuentro con Kirchner y rato después, pasando incluso por encima de varios gobernadores que hacían espera, Soria ingresaba al despacho presidencial.

Ya en la noche del miércoles se reunió con amigos en un clásico de Palermo: «Matilda». Regaló lapiceras de madera con «Municipalidad de Roca» estampado y muy baja calidad de cartucho de tinta.