Sospechoso denunció a taxistas por brutal paliza

Los choferes lo atraparon tras un asalto.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La Policía inició una causa judicial luego de establecer que uno de los sospechosos del asalto al conductor de un taxi fue detenido y golpeado por taxistas durante la madrugada del domingo, y debió ser hospitalizado con varias fracturas y politraumatismos.

El juez Martín Lozada indagó ayer al sospechoso con relación al asalto denunciado por el taxista Salvador González Marín, mientras las autoridades policiales sustancian una causa independiente por las lesiones graves que sufrió el presunto asaltante, Marcos Nicolás Benegas, y difundieron recomendaciones a quienes realicen ese tipo de detenciones.

La primera causa se inició a las 2.45 del domingo cuando la policía tomó conocimiento que dos individuos que habían ascendido a un taxi en Onelli y Vilcapugio, habían asaltado al conductor cuando llegaron a Brown y Otto Goedecke, en el Alto de la ciudad.

En ese lugar, mediante amenazas y la utilización de un arma blanca que afirmaron en el cuello de González Marín, los delincuentes despojaron al trabajador de su auto y los 150 pesos que había recaudado hasta ese momento. Pero los asaltantes no advirtieron que otro taxista había sido testigo presencial de la maniobra y ya había convocado a un numeroso grupo de trabajadores del volante, que acudieron con sus autos y los rodearon. Uno de los sospechosos alcanzó a superar el cerco, pero el otro fue detenido y golpeado por los taxistas, que le ocasionaron lesiones graves.

Taxistas y remiseros, enfrentados desde hace una década en una guerra de tarifas y de captación de clientes, se unen de manera solidaria cada noche contra el delito que los damnifica, en una cruzada que comenzó en 1998.

Unos y otros habían resultado muchas veces víctimas de los asaltantes, y se unieron con mayor firmeza a partir de la madrugada del 4 de julio de 1998, cuando un delincuente solitario asaltó al taxista Luis Villalobos y le efectuó un disparo en la nuca al sospechar que había sido reconocido. Tres semanas después, el 25 de julio, el sistema que habían implementado para socorrer a sus compañeros en riesgo les permitió salvar a un traba

jador y detener a uno de los delincuentes que acababan de asaltarlo, que también debió ser hospitalizado a raíz de la paliza que le propinaron.

Ante un delito en flagrancia puede actuar la fuerza pública, el ofendido o el clamor público, y los particulares están facultados para practicar la detención del sospechoso, al que deben entregar en forma inmediata a la autoridad policial o judicial.

Sin embargo, los excesos en la modalidad de detención pueden significar otros delitos de acción pública, como en el presente caso, que también deben ser investigados y perseguidos de oficio.

Los taxistas y remiseros podrían formar un formidable ejército de prevención del delito con su enorme flota de vehículos y equipos de comunicación, pero por el momento se defienden a sí mismos, y son muy escasas las denuncias que realizan sobre los delitos contra la propiedad que llegan a su conocimiento.


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