Su amor por los fierros no le impidió «domar» la 40

Es cuadripléjico y conduce una camioneta especial.

VIEDMA (AV).- Los fierros fueron siempre su pasión. Y hoy nada le impide continuar al volante a pesar de las dificultades que se le atravesaron en la vida.

Claudio Carballo, que el 20 de este mes cumplirá 41 años, cumplió con una mezcla de travesía y sueño: recorrer la ruta nacional Nº 40 desde su nacimiento en Jujuy hasta Río Gallegos. Un recorrido que suma unos 9.000 kilómetros. Al margen de este desafío, el interés de Claudio fue mostrar por cada uno de los pueblos y ciudades por donde pase la 40, la adaptación que logró en su camioneta, acondicionada para ser conducida por una persona con capacidades diferentes.

Un accidente mientras corría en motocross -el 3 de octubre de 1993- lo dejó cuadripléjico. Sólo mantiene el movimiento de la cabeza, sus hombros y los biceps que sólo le admiten mover sus brazos pero no le alcanza para abrir y cerrar sus manos.

A través de un amigo logró comprar en los Estados Unidos una vieja camioneta con cambios automáticos y dirección hidráulica. Hace cinco años que la conduce luego de realizarle una adaptación para una persona cuadripléjica. Una idea propia que la ejecutó a través de un tornero.

La adaptación es muy sencilla, según explicó: se le adosaron unos aparatos que se abrochan a sus brazos «que es la forma en la que me puedo sujetar a la camioneta porque no puedo agarrarme con las manos». Se le colocó además una rótula en el volante en donde se engancha el aparato que le sostiene el brazo y le permite girarlo. Tiene además una palanca al costado de la butaca que para atrás acelera y para adelante frena.

De esta forma Claudio se maneja en la vida, cumple sueños y sigue disfrutando de su pasión.

El obispo de San Isidro, monseñor Casaretto, donde reside Claudio lo despidió en el inicio de este largo viaje al que se sumaron en un principio el fotógrafo Rodrigo Vázquez también a cargo del sitio en internet «rodandoargentina.com.ar» donde se actualizó el viaje kilómetro a kilómetro; Gabriela Torales la asistente personal de Claudio; y Ernesto Pérez Esquivel, hijo del expremio Nobel de la Paz.

Varias ciudades recorrieron hasta llegar a la punta de la ruta Nº 40 en Jujuy. Allí comenzó la verdadera tra

vesía en caminos todo terreno que fueron siempre la debilidad de Claudio.

Siempre al volante manejó a 4.900 metros de altura, en lugares que ni siquiera figuran en los mapas, montañas y caminos de cornisas que en tramos se trasforman en casi una huella intransitable.

«La idea es transmitir cómo adapté la camioneta porque no es común que un cuadripléjico maneje y nos

parece piola mostrar esto para que otros que están en mi situación se animen», sugirió Claudio al asegurar que «gracias a esta camioneta hago una vida bastante normal y te sentís útil».

El viaje comenzó en San Isidro donde reside la mayor parte del año y finalizará la semana próxima en Villa Gesell donde trabaja en el verano en un hospedaje de su padre y donde durante años se desempeñó como guardavidas.


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