Suárez y Salazar ya están libres y quieren que los declaren inocentes

Dijeron que seguirán su batalla ante cortes internacionales. Piensan estudiar y trabajar.

NEUQUEN (AN).- A las cinco en punto de la tarde de ayer, Cristian Suárez y Víctor Salazar atravesaron por última vez la puerta de la cárcel. Los ex soldados condenados a diez años de prisión por el crimen de Omar Carrasco salieron en libertad condicional y a los 26 años volvieron a sus casas, de las cuales salieron cuando tenían 19 para cumplir con el servicio militar obligatorio.

«Terminó esta pesadilla, pero seguiremos luchando para que nos declaren inocentes», dijeron entre lágrimas y abrazados a sus madres. De inmediato cada uno viajó a su ciudad: Suárez a Plaza Huincul y Salazar a Godoy, donde hubo grandes festejos con familiares, amigos y vecinos. Los pasearon por cada ciudad en la camioneta de los bomberos.

«Es un día triste porque dejaremos de vernos -dijeron los soldados, que compartieron juntos seis años y cinco meses de detención- pero el año que viene los dos estaremos otra vez en Neuquén para seguir estudiando y trabajar». Abrazados, prometieron llamarse por teléfono con frecuencia para mantener la relación que forjaron entre expedientes, juzgados y celdas.

La liberación se produjo ayer en la comisaría 12 ubicada en el Aeropuerto, donde los ex soldados cumplieron sus últimos años presos. Afuera los esperaban sus madres Yolanda Salazar y Berta Suárez, sus abogados Oscar Pandolfi, Marcelo Inaudi y Daniel Valencia, compañeras de estudios en el CPEM 63 y una nube de periodistas.

Hubo abrazos, besos y lágrimas. Salazar reveló que las últimas noches les costaba dormir esperando este momento. «Ayer nos quedamos hasta las cinco de la mañana charlando con Cristian, teníamos mucha ansiedad». Para el joven de Godoy fue un día doblemente especial: a la mañana le habían informado en la escuela que pasaba a tercer año sin llevarse ninguna materia, con más de 8 de promedio. «Y esta noche dormiré por primera vez en mi cama después de tanto tiempo», se alegró.

«El caso Carrasco no está cerrado. Somos inocentes y para demostrarlo apelaremos a la justicia de otro país, porque la de éste nos ha defraudado», dijo Salazar. Suárez señaló que «no quiero volver acá, ni seguir vigilado por las juezas del Tribunal que vivían pendiente de todo lo que hacíamos».

La libertad condicional les fue concedida con algunas pocas restricciones: deberán avisar si cambian de domicilio, no pueden concurrir a locales nocturnos y cada dos meses tendrán que presentarse en el Patronato de Liberados. Fuera de eso, podrán llevar una vida normal. Ya tienen propuestas de trabajo y Salazar planea estudiar Bellas Artes cuando termine la secundaria. Es un buen dibujante, aseguran quienes vieron sus trabajos.

«Por fin puedo recibir a mi hijito en brazos… Este es el día más feliz de mi vida», se emocionó Yolanda, que ayer fue a visitar a Víctor y lo encontró libre. «Ahora volveré a dormir tranquila, porque tengo a mi hijo en casa para que me diga hasta mañana mami», agregó Berta entre lágrimas.

Los ex soldados fueron beneficiados por el régimen de dos por uno y anticiparon el reloj de la libertad porque se realizó un nuevo cómputo que pidió el fiscal Manuel Balboa al Tribunal Oral Federal de Neuquen. Aidée Vázquez Villar, vocal del Tribunal y jueza de ejecución penal, aceptó revisar los números y finalmente la matemática les hizo ganar a los condenados por el crimen de Carrasco cuatro meses de tiempo.

A Carrasco lo mataron el 6 de marzo de 1994. Habían transcurrido apenas tres días desde su incorporación como soldado en el Ejército en el Grupo de Artillería 161 de Zapala.

Carrasco era un chico tímido de 19 años, evangelista y riguroso lector de la Biblia nacido en Cutral Co.

La muerte de Carrasco fue a los golpes. Recibió muchos y sufrió la fractura de una costilla lo que le provocó una hemorragia interna y una agonía sobre cuya duración no hay dos opiniones iguales.

Con la ayuda de una cadena de complicidades militares que aún investiga el juez federal Guillermo Labate en el llamado Caso Carrasco II, el cuerpo del soldado permaneció oculto durante un mes. El Ejército primero lo declaró desertor y luego cubrieron con mentiras un crimen que fue cometido dentro del cuartel.

El cuerpo maltratado y semidesnudo de Carrasco apareció dentro del terreno de la unidad militar el 6 de abril de 1994. Cuando el caso ya era un escándalo nacional, hubo una explosión de indignación puso fin al servicio militar obligatorio.

«El responsable es Balza»

NEUQUEN (AN).- «El responsable de la muerte de Carrasco es el general Martín Balza, porque dispuso que no se le brindara atención médica en el hospital de Zapala». Lo dijo ayer el abogado defensor Oscar Pandolfi, cuando la prensa le preguntó quién había matado al soldado de Cutral Co. Explicó que «no fue el que le dio la paliza, pero fue el que dispuso que no se le brindara la atención médica adecuada».

Por su parte Marcelo Inaudi señaló que «las madres de estos chicos son un ejemplo de coraje, por la manera en que lucharon todos estos años con el convencimiento de que sus hijos son inocentes».

Agregó que Suárez y Salazar «son chivos expiatorios en un caso que comprometía a las más altas autoridades del Ejército».

A su turno Daniel Valencia señaló que «hoy terminó un encierro injusto al que fueron sometidos estos jóvenes. Estoy seguro de que la sociedad los va a recibir y les va a permitir reinsertarse como las personas de bien que son». Añadió que todo el caso está siendo revisado por un abogado peruano de apellido Chiapa, quien lo presentará ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Berta Suárez dijo que todos estos años «fueron muy duros. Nosotros somos muy pequeños para pelear contra todo el Ejército. Que no me vengan a decir que se movieron tantos generales para encubrir a dos soldaditos». Silvina, la hermana de Cristian, señaló entre lágrimas que «yo tenía 12 años cuando él se fue, ahora tengo 18. Me siento muy emocionada y contenta de volver a tenerlo en mi casa».

Entre quienes se acercaron a saludar a los ex soldados estaban Déborah, Marisol y Paola, quienes estudian junto con los jóvenes en el CPEM 63. «Son muy buenos compañeros, y ahora estamos planeando alguna fiesta para despedir el año y festejar su libertad».

Canevaro dará el sí

NEUQUEN (AN)- El subteniente Ignacio Canevaro está a punto de recibirse de abogado y de casarse. Su novia se enamoró de él cuando lo vio por televisión, luego comenzó a visitarlo en la cárcel de Caseros y pronto será su esposa.

Canevaro fue condenado a 15 años de prisión por el crimen de Carrasco. Podrá salir en libertad vigilada en 2002, y la condicional la obtendrá en 2004. Está alojado en la cárcel porteña de Caseros y le faltan media docena de materias para recibirse de abogado. La curiosa historia de su noviazgo la reveló ayer el abogado Oscar Pandolfi. Dijo que una joven comenzó a visitarlo en la cárcel porque lo había visto por televisión y se había sentido atraída por el subteniente. La relación se mantuvo y se profundizó hasta tal punto que los jóvenes decidieron casarse. Lo harán antes de fin de año.

Ayer, Cristian Suárez dijo que «tenemos que agradecerle esta salida en libertad al subteniente Canevaro. Si él se hubiera prestado al juego del Ejército, nos habrían culpado de todo a nosotros solos».

Explicó que «el sargento Carlos Sánchez fue un cobarde que mintió al decir que Canevaro nos ordenó a Salazar y a mí que aviváramos a Carrasco. Si en el juicio oral Canevaro hubiera dicho que eso era cierto, él se despegaba y quedábamos como únicos culpables».

Sánchez fue condenado a tres años de prisión por encubrimiento. Su aporte fue clave para condenar a Canevaro, Salazar y Suárez. El suboficial contó su versión ante el juez de instrucción del caso, Rubén Caro, pero durante el juicio oral se mantuvo en silencio.


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