Sus calles se transformaron en “tierra de nadie”

NEUQUEN (AN).- El barrio Confluencia es tierra de nadie. Varios automovilistas denunciaron que al recorrer las calles los apedrearon sujetos encapuchados; un vecino dijo que le desvalijaron la casa; la empresa de colectivos Indalo no ingresa al sector más conflictivo y los proveedores tampoco abastecen a los comercios del sector. Además, en algunas esquinas sólo se puede circular pagando un “peaje” a los piqueteros.

También los medios de prensa tuvieron problemas para trabajar, y a algunos directamente los expulsaron con amenazas y actos intimidatorios (ver aparte).

La empresa Indalo no ingresa en el sector conflictivo del barrio Confluencia desde el miércoles por la tarde, cuando comenzaron los incidentes callejeros tras la muerte de Rubén Arias.

Desde la compañía se indicó que las unidades llegan hasta las calles Paimún y El Chocón y que el tránsito se realiza “con precaución por recomendación de la policía”.

Un directivo de la firma, Ismael Infante, aseguró que el transporte está garantizado “a seis cuadras de la parada más alejada” del barrio.

Agregó que las unidades no ingresan a la zona s de la comisaría por precaución en un primer momento, aunque también porque “no están las condiciones dadas para circular: hay coches viejos en el medio de las calles y algunos caminos están bloqueados”, dijo.

Los vecinos del barrio se quejaron largamente por las radios a causa de la falta de transporte público en Confluencia desde el día en que se registraron los incidentes callejeros.

Infante admitió que desde la comisión vecinal se garantizó a la firma que no habría problemas pero “por el momento se requiere del despeje de las calles, y esto no depende de la firma”.

Indalo admitió que en el momento de mayor conflictividad, el servicio “esquivó” la zona polémica en Confluencia “debido a la presencia del cordón policial”. Cuando todo estuvo “más tranquilo”, las unidades se acercaron un poco pero tampoco cubrieron todo el recorrido establecido.

Varios comerciantes dijeron a “Río Negro” que los proveedores tampoco se hicieron presentes en el barrio para abastecerlos de mercaderías. Solamente un panadero cumplió con su trabajo ayer a la mañana.

En la justicia se recibieron al menos cuatro denuncias vinculadas a este tema. Dos fueron de automovilistas apedreados cuando circulaban por las calles del barrio. Se trata de un hombre y una mujer que dijeron que “personas encapuchadas” arrojaron proyectiles que provocaron daños en sus vehículos.

Además, un vecino se presentó en la justicia para denunciar que habían saqueado su vivienda, y otro dijo que desconocidos con los rostros cubiertos trataron de forzar la puerta de su casa para ingresar a robar.

En el sector casi no se ve presencia policial. La mayoría de los efectivos está recluida dentro de la comisaría y ayer se dedicaron a reparar los daños y soldar con chapas sus aberturas.

Presión sobre trabajadores de prensa

NEUQUEN (AN).- Trabajadores de varios medios de prensa debieron cumplir su tarea bajo presión ayer a la mañana durante el velatorio de los restos de Rubén Arias. Esta presión llegó a la expulsión del lugar de algunos periodistas.

Allegados a la familia de Arias y vecinos del lugar se mostraron ayer disconformes que el tratamiento que algunos medios le dieron a lo ocurrido el martes durante el violento desalojo de viviendas ocupadas por 17 familias de ese barrio, que dio origen al conflicto.

Durante la mañana de ayer, cuando el representante de algún medio llegaba hasta el lugar, siempre alguna persona se acercaba discretamente para averiguar de qué radio, diario o canal era.

La inquina era con con dos medios en particular: el diario La Mañana del Sur y el Canal 7 de televisión.

La adversión fue tal que la periodista y el camarógrafo del canal de aire no pudieron cumplir con su tarea de cubrir los acontecimientos.

Una persona allegada al grupo de familias que ocupó las viviendas, les advirtió a los periodistas del canal neuquino que debían retirarse para evitar agresiones.

Con La Mañana del Sur la molestia fue con algunos de sus periodistas, pero como éstos no estaban en ese momento cubriendo el velatorio, al final no hubo inconvenientes.

En la base del malestar está el debate en cuanto a las circunstancias de la muerte de Rubén Arias.

“Todos los medios dicen que se prendió fuego”, afirman.

Los vecinos y personas cercanas a la familia de Arias tienen una hipótesis diferente: una chispa proveniente de las granadas de gases lacrimógenos lanzados por la policía en el momento del desalojo fue la que desató la tragedia que terminó con su muerte.