Sus clientes
“Yo vengo hace 18 años, casi todos los días”, afirma Lucho, quien tiene un comercio a 20 metros. Opina que “el lugar es ameno y siempre te encontrás con algún conocido”. Lo define como un bar netamente local, típico de una ciudad que aún mantiene algún vestigio de pueblo. Raúl, abogado; “Taque”, transportista, “Capacho”, fotógrafo; Claudio, escribano, “Miki” arquitecto; “El Tano”, guía de pesca e instructor de esquí; Manuel, comerciante; Alejandro, juez; Julio y Roy, los periodistas, son apenas algunos de los personajes que recalan a diario en el lugar. Carina es una de las vecinas habitué de la mañana. “Gino forma parte de la historia de la ciudad. Es un lugar donde concurro y sé que me voy a encontrar con amigos. También es el primer lugar al que se retorna, después de volver a Bariloche”, explica. Andrés Kempel es uno de los vecinos que concurre al bar hace 40 años, “desde 1971” recuerda. “Acá, las noticias del día no te las perdés”, afirma. Elspeth Whewell también visita el lugar desde 1971, año en el que se radicó en la ciudad. “Vine con mis hijos y ahora vengo con los nietos”, señala. Definió a Gino como un lugar de “reencuentro de la gente”. “Cuando tengo que acordar una reunión en el centro siempre terminamos en Gino”, explica. Para ella es el lugar para tomar el café a media mañana. Néstor Goye también lo frecuenta hace décadas. Vino la primera vez a una reunión de pescadores, con Victorio Barruzzi. Desde entonces, visitarlo, forma parte de su rutina diaria. “Cambio la atención, cambio alguna gente, hay nuevos vecinos, pero el lugar mantiene su mística”, explica. En el local se exhibe una foto histórica, con Gino y varios de sus clientes de toda la vida. Napoleón Beveraggi (f); Carlos Pérez Prizio; Carlos Barchmann (f); Edgardo “Chato” Marciani; “Pancho” Costa Barbe (f); Andrés Noworyta (f); Coronel Martín Rodríguez (f); Néstor Goye; Gino de Pellegrín (f); Héctor “Indio” Carranza; Edwin Díaz Stukemberg (f). Nieves afirma que uno de los clientes más fieles del lugar es Fernando Herzigonia, reconocido hincha de La Academia y experto en instalaciones de gas. Recuerda que en su momento solía ponerles sobrenombre a todos los clientes. Muchos eran muy ocurrentes, que definían la forma con la cual el cliente se desenvolvía en el bar. Recordó que a partir de los años ochenta ya comenzaron a cerrar más temprano. “El récord lo tuvimos una noche que Gino se tuvo que quedar hasta las 3 de la mañana, ya que dos parroquianos estaban conversando y se tomaron una botella entera de whisky”, afirma. Dice que en aquel entonces “Bariloche era una ciudad tranquila, nunca tuvimos problemas. Hoy sería imposible”. (f) Fallecidos
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