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Cáncer: avances y tratamientos

Poco diagnosticado y sin tratamiento durante siglos, ha sido objeto de una revolución terapéutica en las últimas décadas.

Redacción

Por Redacción

El cáncer, ese viejo enemigo de la especie humana, ha ido revelando sus secretos gracias a los espectaculares avances de la medicina, pero el campo de investigación es aún inmenso.


El cáncer es provocado por la transformación de células, que proliferan de manera anormal e incontrolada. Causa unos 10 millones de muertes al año en todo el mundo.

Tras décadas de investigación intensiva, se conocen mucho mejor sus orígenes y características. Por ejemplo, ahora se sabe que no hay “un” cáncer para un órgano, sino que puede manifestarse de forma diferente. Y que un mismo tipo de cáncer puede provocar tumores diferentes.

“El reto actualmente es definir a qué se parece un cáncer desde un punto de vista biológico”, explica el médico Fabrice André, director de investigaciones del centro especializado francés de Gustave-Roussy. Por ejemplo, existen tres grandes clases de cánceres de seno que no responden igual a un mismo tratamiento.

Esa mejor comprensión de la enfermedad permitió la emergencia en los años 2000 de terapias selectivas, cuyo objetivo es una mutación genética en particular. Las innovaciones se multiplican, aunque esto no signifique reemplazar a las terapias tradicionales.

Es fundamental realizarse controles frecuentes.


La cirugía: El cáncer ha sido diagnosticado desde la época del antiguo Egipto. Más tarde el médico griego Hipócrates le puso un nombre: “karkinos”, cangrejo en griego. Los primeros tratamientos, a finales del siglo XIX, se centraban en la cirugía, que consiste en extraer el tumor.

Actualmente, la cirugía sigue siendo “un arma terapéutica” importante, subraya el profesor Steven Le Gouill, onco-hematólogo al frente del grupo hospitalario del Instituto Curie de París. “Cáncer de seno, de colon, sarcoma… Muchos tumores quedan en manos de cirujanos”. Pero la cirugía también es “una puerta de entrada en muchos cánceres, y es gracias a ella que disponemos de tejido tumoral que permite el diagnóstico”, agrega.

La radioterapia: Surgió a partir de los avances del físico alemán Wilhelm Röntgen, quien descubrió los rayos X en 1895. Aún hoy en día continúa desempeñando un papel importante, ya que más del 70% de los tratamientos contra el cáncer incluyen sesiones de radioterapia. Esta consisten en enviar rayos (electrones, fotones, protones) que destruyen las células cancerígenas. Su inconveniente es que dañan todos los tejidos que atraviesan. Muchas innovaciones intentan remediar este problema, entre ellas la irradiación de alta precisión con dosis fuerte. Se trata de ser “lo más preciso posible y enviar la dosis de radiación más fuerte posible al nivel del tumor, sin tocar los tejidos sanos”, explica Steven le Gouill.

La quimioterapia: Abarca medicamentos citotóxicos -varias moléculas utilizadas a menudo en combinación- que también van a destruir las células cancerígenas. Si ha menudo es asociada con efectos secundarios importantes (como la caída del cabello), esta terapia continúa mostrando su eficacia, por ejemplo para la leucemia aguda.


Las vacunas: Existen dos vacunas para prevenir un cáncer cuando está vinculado con un virus: las vacunas contra los papilomas humanos y contra la hepatitis B (que puede provocar cáncer de hígado). Desde hace años hay muchas investigaciones sobre “vacunas terapéuticas”. Se trata en este caso de producir antígenos tumorales -a través del ARN mensajero o de los virus-, que permitirán al sistema inmunitario activarse y producir la respuesta apropiada en los pacientes enfermos de cáncer.

La terapia selectiva: Desde hace un par de décadas, la terapia selectiva ha cambiado la vida de muchos pacientes. Se trata de moléculas químicas, concebidas específicamente para bloquear o interrumpir un mecanismo molecular indispensable para el avance, la proliferación o la superviviencia de las células tumorales.

La inmunoterapia: Es la gran revolución de estos últimos años. Consiste en potenciar el sistema inmunitario del paciente para ayudarlo a descubrir y matar las células cancerígenas. La inmunoterapia se basa en los anticuerpos de síntesis, producidos en laboratorio, y son posibles varias modalidades. Estos anticuerpos van a atacar, por ejemplo, una proteína en la superficie de las células cancerígenas. Al fijarse en la célula atacada, el anticuerpos provoca una acción antitumoral ya sea de manera indirecta o a través de la estimulación del sistema inmunitaria.

Las células CAR-T: Se trata de una terapia celular cuyo principio es enseñarle a nuestro sistema inmunitario a reconocer y atacar las células cancerígenas.


Las células del sistema inmunitario del paciente (a menudo los linfocitos T) son extraídos, modificados genéticamente en laboratorio y luego reinyectados en la persona. Su tarea será atacar las células cancerígenas.

Empresas de biotecnología se lanzaron también en las células CAR-T llamadas alogénicas. En este caso los científicos van a modificar genéticamente células que no son del propio paciente sino de un portador sano.

Las CAR-T mostraron su eficacia en los cánceres de sangre como los linfomas, algunas formas de leucemias agudas y el mieloma múltiple. Pero esta terapia es muy costosa.

“El interés está en combinar todos estos enfoques y nuevas terapias para tener un plan personalizado para el paciente”, observa el profesor Le Gouill, que se muestra optimista. “Pasamos una etapa en nuestra comprensión de la célula tumoral. El cáncer sigue siendo un desafío, pero se han hecho avances de manera exponencial”, dice.


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