Escocia a 24 horas del día “D”

¿La independencia se contagia?

Por Jessica Camille Aguirre

de la agencia DPA

Berlín/Edimburgo.- Cientos de miles de personas salieron a las calles de Barcelona la semana pasada en reclamo de la independencia de Cataluña. Desde el aire, la multitud conformó una enorme “V” en amarillo y rojo, los colores de esta región en el noreste de España, que recorría las principales arterias de la ciudad mediterránea. Entre las banderas catalanas que ondeban al viento también se podían ver emblemas como la bandera de Escocia, el “Saltire”.

El referéndum que mañana jueves celebra Escocia, donde la población decide sobre si abandona el Reino Unido tras más de 300 años de unión, ha reavivado el tema de la independencia en movimientos similares en otras regiones de Europa.

En Cataluña, donde viven 7,5 de los 47 millones de habitantes de España, la demanda de independencia ha cobrado intensidad en los últimos cinco años y eso ha resultado palpable en la afinidad con el movimiento independentista escocés, sobre todo durante las últimas manifestaciones.

Sin embargo los expertos son cautelosos a la hora de pronosticar una amplia ruptura en Europa. Los movimientos independentistas, que ven en Escocia una inspiración, afrontan en casa realidades políticas diferentes.

“Escocia se ha convertido en un punto de referencia para los nacionalistas catalanes, pero desde el punto de vista constitucional la situación es diferente”, dice Michael Keating, profesor de Ciencias Políticas de la universidad de Aberdeen, en Escocia. “La posición de Madrid es que la Constitución española afirma que el Estado es indisoluble”.

Los políticos catalanes anunciaron la celebración de un referéndum en la región el 9 de noviembre con dos preguntas: “¿Quiere que Cataluña se convierta en un Estado?” Y, en caso afirmativo, “¿Quiere que este Estado sea independiente?”.

El jefe de gobierno español, Mariano Rajoy, ha asegurado que esa votación es ilegal y que el asunto debe ser tratado por el Tribunal Constitucional. El martes el ministro de Exteriores de España, José Manuel García-Margallo, abrió por primera vez la puerta incluso a la posibilidad de suspender la autonomía de Cataluña.

“Votaremos seguro, otra cosa es en qué condiciones se podrá hacer”, dijo el jefe de la región del noreste de España, Artur Mas, después de la gran manifestación que reclamaba la independencia el pasado 11 de septiembre.

Una cuestión acuciante es si la tensión política puede derivar en una confrontación real. “No veo indicio alguno de cambio en las partes. Las dos partes son muy intransigentes”, dijo Keatin. “Es como esperar a que suceda un desastre”.

Cataluña tal vez se sienta alentada no sólo por el apoyo popular a su movimiento independentista, sino también por el voto escocés, que ya tiene un significado político para los catalanes más allá de que finalmente los escoceses voten a favor de la independencia.

“Se ve a Reino Unido como un ejemplo de cómo puede ser tratado el tema en democracia y, para la mayoría de catalanes, de cómo debería tratarse”, señala Klaus-Jürgen Nagel, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. “Se eliminó la barrera constitucional por la vía de la negociación abriendo el camino para que los escoceses decidieran”, indica.

No obstante, otros movimientos secesionistas han fracasado recientemente.

El movimiento independentisa en la región vasca se calmó tras un intento que fue rechazado por el Tribunal Constitucional. Y muchos calificaron de poco ortodoxa la votación online que tuvo lugar en marzo pasado en la región italiana de Véneto, en el norte del país, cuando 89 por ciento de los participantes votaron a favor de la independencia.

En Bélgica, donde la región de Flandes mantiene vivo desde hace tiempo el espíritu secesionista, la incapacidad de los partidos políticos de formar un gobierno nacional ha llevado a que la gobernanza se sustente en las regiones.

En muchos casos parece que los movimientos indepentistas desean no tanto separarse como que se vean reflejados sus intereses a nivel más general.

“Los nacionalistas catalanes y los escoceses han puesto énfasis en Europa”, dijo Keating. “Es precisamente su pro-europeísmo lo que les lleva a decir: podemos romper con el Estado y convertirnos en nuestro propio Estado”.

Pero queda por ver si Europa podría aceptar el resultado de un referéndum llevado a cabo sin la aprobación de un gobierno central.

Muchos catalanes opinan no obstante que se trata sólo de una cuestión de tiempo. “Reino Unido es una democracia verdadera. Queda mucho por aprender”, se leía en una de las pancartas de la manifestación de la semana pasada.


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