Fidel Castro a la venezolana, Por Fernando González Meléndez08-01-04

En estos días, el gobierno estadounidense está mostrando una creciente preocupación por lo que parece un esfuerzo conjunto de Cuba y Venezuela para cultivar sentimientos anti-estadounidenses en América Latina con dinero, adoctrinamiento político y adiestramiento.

En Venezuela son muy conocidas las «mini cumbres» realizadas entre Castro y Chávez, la más reciente hace unas dos semanas, en donde se les cerraron las puertas a los medios y cuyo contenido no se ha dado a conocer. Para algunos observadores venezolanos, y también para algunos funcionarios estadounidenses, estas reuniones se hacen para perfilar una estrategia de alianza en la cual se combina la astucia política del presidente cubano Fidel Castro con el dinero que el presidente Hugo Chávez obtiene de las exportaciones de petróleo. Para Castro es importante esta alianza estratégica, ya que no hay que olvidar que el gobierno de Chávez apoya el envío de petróleo a Cuba y que es el único aliado en la zona, por lo cual Fidel está haciendo sus esfuerzos para que Chávez pueda permanecer eternamente en el poder. Si él cae, adiós al petróleo. ¿Cómo se explica que Castro, desde que llegó Chávez al poder, envíe a Venezuela miles de médicos, maestros, entrenadores deportivos y asesores agrícolas, quienes -además de sus labores profesionales- llevan a cabo, en alguna medida, tareas políticas?

¿Acaso los venezolanos son malos en medicina, en deportes, en la agricultura o en la enseñanza en las escuelas? Son conocidas en Venezuela las denuncias del diputado de la oposición Pedro Castillo, quien ha manifestado con pruebas en las manos que entran en el país de forma irregular ciudadanos cubanos a través de vuelos directos procedentes de La Habana, que llegan a Caracas sin los más mínimos controles de entrada aduanera y que a esos ciudadanos cubanos el gobierno les da pasaportes venezolanos. Para muchos venezolanos, estamos ante la temida «cubanización» de Venezuela, cuyos orígenes se hallan en la época de la Guerra Fría de los años '60, cuando Fidel Castro enviaba, no sólo a Venezuela sino a muchos países de la región, armamento y asesores militares para crear cruentas guerras civiles y apoyar revoluciones comunistas. Hoy ha terminado la temida Guerra Fría, pero en las mentes de Chávez y Castro parece que aún la misma no ha concluido. Y hoy se reúnen para fijar estrategias.

En torno de la figura de Chávez hoy se crean tantas teorías, que no están lejos de ser una realidad. Hay quienes afirman que los recursos venezolanos habrían sido decisivos en el derrocamiento del presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada. Un importante beneficiario de la ayuda venezolana fue Evo Morales, un carismático legislador boliviano y declarado enemigo del sistema capitalista. Hay quienes afirman que antes de que Sánchez de Lozada fuera derrocado, el agregado militar de Venezuela en Bolivia fue expulsado de esa nación por entregar dinero a Morales. Además, también se señala que Morales habría recibido dinero de funcionarios venezolanos cuando visitó Caracas. Pese a las desmentidas del gobierno venezolano en cuanto a que no apoya movimientos subversivos en la región, Chávez en alguna medida ha brindado respaldo a rebeldes colombianos y ha permitido que sea usado territorio de la parte occidental de Venezuela como trampolín para ataques insurgentes dentro de Colombia. Y son muy conocidas las denuncias del gobierno colombiano en ese sentido.

En fin, hoy Chávez y Castro tratan de jugar a la Guerra Fría. El problema es que, mientras Chávez se preocupa por mandar petróleo a Cuba y ayudar a su gran amigo a crear una sólida alianza para enfrentar al mal capitalista y el temido «neoliberalismo salvaje», los venezolanos cada día pasan más hambre y crece más la miseria en Venezuela. No hay quien dude de que estamos ante un Fidel Castro a la venezolana. Lo trágico de la historia es que Fidel ya tiene 77 años… y Chávez apenas está empezando.

(*) Periodista venezolano residente en Madrid

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