Fútbol -10

Redacción

Por Redacción

opinión

por EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES

“Así no se puede jugar más”. Julio Grondona no se quedó ahí. Avisó que luchará para que “en lo posible esa gente que piensa sólo en no dejar jugar al otro no vuelva a entrar a una cancha”. Suena excesivo. Especialmente si se recuerda que la línea que comanda el ex árbitro Francisco Lamolina en la AFA calificó de “aceptable” el arbitraje de Pablo Lunati en el partido polémico que Racing ganó 1-0 a All Boys el domingo pasado. ¿Habrá sido aceptable el cruce violento de Hugo Barrientos al colombiano Gio Moreno apenas iniciado el partido que no mereció sanción alguna? ¿La amonestación tardía a Barrientos, después de que buscó y buscó al colombiano hasta que éste se procuró él mismo la grave lesión de ligamentos que lo tendrá más de seis meses sin jugar? A Barrientos le decían “Conzi” hinchas de Huracán cuando jugaba en el club. Lo apodaban así al recordar al violento dueño de “Kansas”, un restaurante en la zona norte de Buenos Aires, que apelaba a métodos mafiosos para ganarle a sus competidores. Eran tiempos en los que Barrientos era expulsado seguido, hasta que se calmó y se afirmó en el puesto, antes de que Mario Bolatti deslumbrara en el Huracán de Ángel Cappa. El violento codazo de Barrientos que lastimó a Rubén Ramírez en el partido All Boys-Banfield sobre el cierre del último Apertura fue un episodio más en la trayectoria de un jugador que, como se ve, tiene historia como para que alguien se haga ahora el sorprendido. ¿No hubo forma de avisarle de algún modo a Barrientos que, en estos tiempos de transmisiones televisivas, ya no hay secreto dentro de las canchas, si hasta fueron leídos sus labios amenazando a Moreno en el partido contra Racing? Muchos jugadores suelen afirmar que lo que sucede dentro del campo es tema absolutamente de ellos y que no hay por qué hablar públicamente del asunto. Cuando se ven obligados a hacerlo, porque ya no queda remedio –como sucedió tras la grave lesión de Gio– terminan careciendo de toda autocrítica: Barrientos advierte que demandará a quienes lo tilden de jugador “mala leche”. Y Lunati tampoco tiene nada que reprocharse, ni siquiera de sus habituales gestos soberbios dentro del campo. Ironías del destino, cuando llegó a la Argentina, Gio confesó su entusiasmo por Juan Román Riquelme. Todo estaba dado para que los dos jugadores más dotados del campeonato pudieran enfrentarse este fin de semana. Pero tampoco estará Riquelme, también él lastimado contra Godoy Cruz. Demasiado castigo para un torneo que apenas comienza. El fútbol es una enorme fábrica de ilusiones. Cada inicio de torneo es una ilusión nueva. Especialmente en las canchas argentinas, donde los clubes grandes han cedido su protagonismo. Julio Falcioni, por ejemplo, regaló demasiado rápido en Boca el crédito que daba como un hecho que sus equipos siempre están “bien parados”. Godoy Cruz le hizo cuatro goles en la Bombonera. Y en la vereda de enfrente, JJ López abre el paraguas también demasiado rápido para pedirle a los hinchas de River que no se ilusionen y no pidan buen fútbol, sino que sólo pidan resultados. ¿Tendrá él la fórmula para garantizarlos?


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