Hinchadas

Redacción

Por Redacción

Ahora que estamos en plena fiebre mundialista, que soñamos que una alegría definitiva nos pueble el alma el 11 de julio, vemos cómo en pleno mundial la manera de alentar de los argentinos es particular, diversa, ingeniosa; y responde a una larga tradición futbolera, Tradición armada desde diferentes ámbitos culturales. Una muestra de cómo una pueblo adapta sus influencias son nuestras hinchadas. Esto sucedió, por ejemplo con muchísimas palabras propias del juego tomadas de sus introductores en nuestro país, los ingleses. Todavía la gente mayor habla del “centrofóbal” (centrofoward), “centrojás” (centrohalf) cuando se refiere a determinadas posiciones de los jugadores dentro del campo de juego; o que son simpatizantes de determinado “cuadro”, adaptación del italiano “scuadra”. Y si de adaptaciones hablamos, nada mejor que aquellas que realizan las hinchadas de diferentes canciones para alentar a sus equipos. En este rubro los hinchas argentinos se distinguen de los demás en la variedad y en el ingenio de los cánticos; lo comprobamos fácilmente al escuchar la monótona letanía mejicana o en el juego reiterado que realizan nuestros hermanos trasandinos para armar la palabra de su país. Esto lo corrobora el poeta Horacio Salas “las coplas futbolísticas se pueden cantar porque tienen la rima sonora y la medida precisa para que una barra se entusiasme, aliente, ensordezca y festeje …”. Van aquí algunos ejemplos: “Tu corazón, nena,/ tu corazón,/ tiene los colores/ de Boca campeón” (“El camaleón”, de Chico Novarro). “Ya todos saben/ que en la Boca/ están de luto,/ son todos negros,/ son todos p…” (“Vos sos un caradura”, de Palito Ortega). “Tantas veces fui preso/ tantas veces lloré por vos/ yo al cuervo lo quiero/ lo llevo dentro del corazón” (“La reina de la canción”, de La Joven Guardia). Una publicidad del gobierno de Isabel Perón prestó su ritmo para uno de los cantos más populares y que hoy está más vigente que nunca con la selección: “Vamos, vamos Argentina,/ vamos, vamos a ganar/ que esta barra quilombera/ no te deja, no te deja de alentar”. *** Muchas de estas coplas futboleras fueron recogidas por el poeta Roberto Santoro en “La literatura de la pelota”. Rescato una adaptación hecha por la barra de Racing a pocos días del golpe militar del 55 y la prohibición del peronismo: “Los muchachos ranciguistas/ todos unidos triunfaremos/ y como siempre daremos/ un grito de corazón:/ Racing campeón, Racing campeón”. Las letras y los ritmos del rock han servido de inspiración también a estos poetas populares y anónimos. “Y dale alegría, alegría a mi corazón./ Es lo único que te pido al menos hoy./ Y dale alegría, alegría a mi corazón,/ tenés que poner más huevos para ser campeón…” (Dale alegría a mi corazón, de Fito Páez). También han sido adaptados León Gieco, especialmente el tema “Sólo le pido a Dios”, Los auténticos decadentes y otros más. Algunas de estas canciones se reciclan, como la inmortal “Y ya lo ve/ y ya lo ve/ es el equipo de José”, entonada por la hinchada de Racing campeón del mundo del 66 que ahora la entonan los hinchas de la academia cada vez que asume un técnico con ese nombre de pila como queriendo conjurar un destino mejor o hacer cíclico aquel tiempo glorioso. Concluye Horacio Salas: “Pese a la crisis y a la declamada tristeza de los argentinos los cánticos continúan domingo tras domingo en los estadios, sobre los compases de las nuevas canciones. De alguna manera y sin saberlo estos modestos poetas anónimos siguen la tradición de los payadores, capaces de improvisar (…) sobre la vida, la muerte, la soledad y el tiempo”.

Néstor Tkaczek ntkaczek@hotmail.com

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