Homofobia y disidencia literaria en Cuba

Por Eduardo Basz

Año 1973: en pleno auge de la ofensiva represiva del régimen de Fidel contra la homosexualidad (considerada como una “execrable desviación social”), la policía detuvo a Reinaldo Arenas y su amigo Coco Salà después de que dos muchachos los denunciaran por “maricas”. Encarcelado y mientras aguardaba el proceso, Arenas logró huir y vivió cuatro meses como un fugitivo en el Parque Lenin, próximo a La Habana. Allí, apoyado por amigos, escribió el texto autobiográfico “Antes que anochezca”, título que hace alusión a las precarias condiciones de existencia en las que debió realizar su obra.

Ahí su tragedia personal se convirtió en un testimonio de la homofobia del régimen y del dispositivo de represión social existente en la isla. La suya es una experiencia de vida marcada por la traición, la represión y finalmente el exilio, en busca de una satisfacción de los imperativos del mundo interior de un individuo acosado.

Condenado a un sufrimiento perpetuo en su doble condición de homosexual y escritor disidente, Arenas sufría los efectos de “normativa revolucionaria”, a ser reprimido en su doble condición de opositor político y “desviado social”. Mientras la homosexualidad era considerada una ofensa en el sistema prerrevolucionario, Fidel la convirtió en un delito que ha de ser perseguido y exterminado, como parte de su voluntarismo militante de acabar con el mal.

Hacia 1969, el régimen (o si se quiere La Revolución) convirtió a la persecución de los homosexuales en una caza de brujas, algo que Arenas describe como un fenómeno patológico. De esta manera, el Estado alienta la delación. De hecho su primer arresto (por su condición de “pájaro”) sucedió cuando su tía (miembro de un Comité de Defensa de la Revolución) lo delató a la policía. En ese momento, su segunda novela (“El mundo alucinante”) a pesar de ser premiada no pudo ser publicada en Cuba y consiguió editor en Europa. Comenzó su itinerario como escritor irreverente y sarcástico. Es decir: peligroso y vigilado.

Tal vez, una frase muestre el carácter desgarrador de su destino, donde lo personal y lo histórico, lo sexual y lo político se mezclan en un cuerpo. “Rodeado de espías y viendo cómo mi juventud se escapaba sin haber podido nunca ser una persona libre. Mi infancia y mi adolescencia habían transcurrido bajo la dictadura de Batista y el resto de mi vida bajo la aún más férrea de Fidel, jamás había sido un verdadero ser humano en todo el sentido de la palabra”.


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