Moda alegre y liviana en los desfiles de Milán con D&G y Prada

Una moda ligera, con un toque irónico, dominó en las colecciones presentadas este jueves en la Semana de la Moda de Milán, en las que brillaron también los trajes de flores de D&G, los pantalones cortos estilo años 70 y la fantasía de Prada.

Para la segunda línea de D&G, los diseñadores Domenico Dolce y Stefano Gabbana propusieron trajes bucólicos, ideales para un desayuno en el jardín.

En las nuevas prendas de D&G dominan las hortensias, peonías, violetas, para una mujer “serena”, según la definen los mismos creadores.

“Nos gustaría frenar el tiempo, dedicarnos a algo más personal”, confiesan los creadores tras proponer un estilo delicado, acompañado con bolsos grandes para la jardinería, botas de colores, overoles, enormes bolsillos.

Los pantalones estampados recuerdan la moda ‘hippie’, así como la amplitud de las prendas.

Completamente diferente es la nueva colección para primavera verano 2011 de Miuccia Prada, quien propone un estilo severo en las formas, minimalista, pero salpicado de colores, rayas, sombreros y pieles.

“El minimalismo severo, ese estilo que se inspiraba en los maestros japoneses, no le gusta más a las mujeres. Ninguna mujer quiere ser así. Todas quieren ahora ser sexys y atractivas”, confesó la diseñadora italiana, entre las más creativas de las pasarelas milanesas.

Los trajes de Prada son ajustados y simples, en algodón japonés, algunos con descote, otros con abertura en la espalda, todos combinados con colores vivos, naranja, verde, azul, rosado y estampados exóticos y llamativos: palmas, bananas, micos y piñas.

Las rayas reinan en la colección, de todos los colores y tamaños.

El aspecto más excéntrico de los desfiles son los accesorios: estolas de piel de color teñidas a mano, enormes sombreros mexicanos de rayas amarrados al cuello con un cordón negro y zapatos con plantillas altas.

El diseñador Karl Lagarfeld creó para Fendi también una colección con colores fuertes, azul cobalto, verde eléctrico, rubí, coralino.

Las formas son amplias y geométricas con faldas largas o túnicas ajustadas en la cintura con mangas amplias como los kimonos japoneses.

Las mujeres de la colección Frankie Morello emergen en cambio de caravanas salidas del desierto sofocante estadounidense, se visten con jerseys de seda ultralivianos sobre trajes y pantalones también transparentes, de colores pálidos y lavados por el sol.

Las mujeres de Morello se colocan camisas de hombre al revés, las mangas arremangadas en la cintura, improvisan: juegan con foulard grandes, que se transforman en túnicas.


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