Violencia

Redacción

Por Redacción

El Gobierno Nacional en los últimos meses legitimó la violencia sobre personas que presuntamente cometieron delitos. Estos comentarios no son solo desafortunados, sino que también legitiman prácticas.

Para graficarlo, según el informe anual de la Correpi, Coordinadora Nacional Contra la Represión Institucional, desde la asunción de Mauricio Macri como presidente hubo casi un muerto por día a manos de las fuerzas de seguridad. Tenemos el triste promedio de un muerto cada 25 horas por “gatillo fácil”.

Asimismo, el informe de Procuración Penitenciaria de la Nación sostiene que al finalizar el tercer trimestre del año 2016, la tasa de ocupación carcelaria ha mantenido su tendencia creciente. De forma alarmante se está ocupando el 98% de la capacidad operativa del sistema.

Recordemos que el 61% de las personas detenidas en el SPF se encuentra bajo prisión preventiva. El aumento sostenido de nuestra prisionalización está en sintonía con el discurso que se promueve desde los Estados Unidos.

EE.UU. es el país con mayor cantidad de personas presas del mundo. Tiene 2.217.947 personas detenidas presas y la tasa más elevada: 693 personas cada 100 mil habitantes. Asimismo, la pena de muerte es legal en 31 de sus estados.

Estas políticas de “seguridad” generan discursos mediáticos que las legitiman y que nosotros consumimos. Discursos que plantean la violencia institucional como la forma de enfrentar nuestros miedos y que criminaliza a las personas en situación de pobreza.

En nuestra región los jóvenes pobres son particularmente estigmatizados por las miradas dominantes. En los medios de comunicación son invisibilizados, para ser visibilizados solo cuando se los presenta como responsables de los delitos.

Recientemente, el monitoreo en la Prensa Gráfica Argentina realizado por Crisol sostuvo que solo el 1,6% de las noticias que circularon en las secciones analizadas fue protagonizada por jóvenes en situación de pobreza. Es decir, “ellos” no son visibles.

Cuando los jóvenes efectivamente aparecen en los medios, en el 95% de los casos ocupan el lugar de victimario de un delito. El 80% de los artículos no incluyó voces jóvenes como fuentes de información.

Cabe preguntarse cuál sería nuestra percepción de la violencia institucional si fuera todos los días tapa de los diarios. Si esos jóvenes pudieran expresar sus problemas y formas de ver el mundo.

Estamos en momentos complejos, donde los discursos violentos promovidos por el país del norte se encuentran legitimados en los grandes medios y por las políticas del gobierno nacional. Los discursos violentos cuestan vidas, se reflejan en vulneración de derechos, torturas y muertes.

*Docente de “Comunicación social y seguridad ciudadana” UNRN

En nuestra región los jóvenes pobres son particularmente estigmatizados por las miradas dominantes. En los medios son invisibilizados

Datos

En nuestra región los jóvenes pobres son particularmente estigmatizados por las miradas dominantes. En los medios son invisibilizados

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios