Tensa calma en Paraguay esperando las elecciones

El oficialismo lleva como candidata a Blanca Ovelar quien junto al candidato de la izquierda el ex obispo Fernando Lugo, son los favoritos en las encuestas. Lejos, aparece Lino Oviedo. El gobiernó alertó sobre disturbios pero los observadores los descartaron.

Los paraguayos irán mañana a las urnas para elegir nuevo gobierno, en un clima de tensa calma, que es «distendido» para los observadores internacionales pero que presagia violencia, según el gobierno.

Cualquier escenario es posible en un país sometido desde 1947 al poder omnímodo del partido Colorado, que encaramó en el poder y sostuvo al dictador Alfredo Stroessner, desde 1954 a 1989 y aún controla cada resorte de la administración pública y la actividad privada.

Ese ejercicio del poder, con mano dura, generó vicios, desviaciones y mecanismos de dominación, que abonan el terreno para sostener que habrá fraude y, por lo tanto, será difícil desplazar a los «colorados» este domingo. Sin embargo, contradicciones internas y luchas de poder provocaron un desgaste que debilitó la poderosa estructura partidaria y también contribuyó, en parte, al fortalecimiento y proyección de la oposición.

En este marco, el oficialismo lleva como candidata a la ex ministra de Educación Blanca Ovelar, quien hasta último momento aparecía por debajo del ex obispo católico Fernando Lugo, candidato de una amplia alianza entre movimientos de izquierda, centro y derecha.

Lejos, en tercer lugar, aparece el general retirado Lino César Oviedo, candidato de la ultraderecha y disidente del partido Colorado, desde que en 1989 participó activamente en el derrocamiento de Stroessner. Hay otros cuatro candidatos, pero con mínima intención de voto, de manera que la elección se decidirá básicamente entre Lugo y Ovelar.

Además de presidente, los 2,8 millones de paraguayos habilitados, votarán para renovar el Congreso bicameral, integrado por 45 senadores y 80 diputados. También se elegirán 18 parlamentarios del Mercosur y unos 700 cargos municipales de todo el país. El sistema electoral prevé una vuelta sola de manera que se proclamará ganador al que tenga una mayoría simple y asumirá el gobierno en agosto próximo.

Más allá de la virulencia verbal de la campaña previa, no se registraron incidentes graves y solamente el gobierno salió a advertir sobre posible actos de vandalismo. El presidente, Nicanor Duarte Frutos, denunció en la semana que los servicios de inteligencia detectaron el ingreso de ecuatorianos y venezolanos para provocar disturbios en caso que no gane el candidato opositor.

Sin embargo, la colombiana María Emma Mejía, observadora de la Organización de los Estados Americanos (OEA), descartó totalmente tal posibilidad. «No creo que ningún latinoamericano quiera perturbar o meter miedo en estas elecciones», dijo en Asunción. Incluso restó importancia a una amenaza de bomba en el hotel donde se hospedan los observadores extranjeros, hecho que se comprobó fue una falsa alarma.

El clima en las calles de Asunción ha sido calmo. Ni siquiera hubo expresiones de euforia colectiva sino apenas expresiones contenidas en los actos de cierre de campaña. De todas maneras no resulta sencillo vislumbrar cómo reaccionará la gente el domingo, cuando se anuncien los resultados.

Fuente: DPA


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