Tercer ataque contra la Cruz Roja

Los talibanes denunciaron 11 muertos en el bombardeo a un hospital

Once civiles murieron ayer a causa de las bombas estadounidenses que cayeron sobre un hospital de la Media Luna Roja en Kandahar, sur de Afganistán, en el tercer ataque contra establecimientos del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

El talibán denunció que desde el 7 de octubre, día en que comenzaron los bombardeos, murieron 1.500 afganos a causa de las bombas.

En Kandahar, reducto del líder supremo del Talibán, el mullah Mohammad Omar, corresponsales extranjeros fueron llevados al sitio del bombardeo.

El doctor Obaidullah, cuya cabeza, mano derecha y pierna izquierda estaban vendadas a raíz de lesiones que dijo haber sufrido en la incursión, afirmó que entre los 11 muertos figuran pacientes y personal de la clínica y que hubo también seis heridos.

Reporteros escucharon aeronaves estadounidenses cuando arrojaban al menos una bomba sobre la ciudad, alrededor de las 04.30 hora local. No fue posible obtener, de inmediato, confirmación independiente de los reportes.

Decenas de personas se congregaron ante la clínica en la ciudad que ha sido blanco casi a diario de los bombardeos estadounidenses dentro de su «guerra contra el terrorismo internacional».

«¡Abajo Bush!», «¡Abajo América (Estados Unidos)!», gritaba la multitud. La explosión del ataque en Kandahar hizo temblar ventanas en los suburbios y estremeció el suelo. «Fue enorme, todo el edificio se sacudió», dijo un reportero de Reuters. «Ellos (los estadounidenses) están atacando a la población civil», dijo el residente Mohammad Hashim.

Mientras, en Islamabad, el embajador Talibán en Pakistán, mullah Abdul Salam Zaeef, afirmó que «si Estados Unidos cree que someterá al pueblo afgano cometiendo genocidio contra personas inocentes, está equivocado». La agencia AIP, cercana al talibán y con sede en Pakistán, dijo que en Herat, noroeste del país, murieron 13 civiles a raíz de los bombardeos. Zaaef dijo que los aviones estadounidenses lanzan bombas de fragmentación o «racimo» haciéndolas pasar por cajas de comida. (ANSA)

Oleada de «voluntarios»

Los talibán aceptaron ayer que ingresen en Afganistán alrededor de 10 mil voluntarios paquistaníes reunidos desde hace una semana en el área tribal de Bajaur, en la frontera entre los dos países.

Los extremistas, dirigidos por el octogenario Sufi Mohammad, dijeron que ahora están «estudiando desde dónde y cómo» entrar en Afganistán para participar en la «guerra santa».

En tanto, el Gobierno de Pakistán advirtió ayer de que no tolerará que los grupos integristas continúen con la campaña de desobediencia civil en apoyo a los talibanes. La advertencia surgió después de que el presidente paquistaní, general Pervez Musharraf, mantuviese una reunión de Gabinete para tratar las amenazas de los grupos fundamentalistas que han llamado «a la guerra santa contra el terrorismo infligido al Islam».(EFE)


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