Terrazas al mar, para descubrir

Un lugar que invita a descansar del bullicio de las bajadas céntricas.

Martín Brunella

Como un paraíso casi secreto, la playa invita a quedarse y disfrutar.

LAS GRUTAS (ASA).- En la ciudad existen playas para todos los gustos, por eso, si la idea es alejarse por un rato del bullicio de las bajadas céntricas y descubrir un paisaje diferente Terrazas al Mar es una buena opción. Para llegar, sólo hay que tomar la avenida Currú Leuvú y aventurarse hasta el último barrio, accediendo desde allí a la zona costera. Al bajar, se descubre un escenario natural completamente distinto al que puede verse en otros sectores de la villa. Si bien los extensos acantilados reinan, aquí no poseen la presencia imponente que los caracteriza en otros sitios, y con su escasa altura culminan en suaves declinaciones que acaban casi al borde del mar. La blancura de las piedras que salpican caprichosamente la arena, al aparecer aquí y allá, como invitando al relax, es otra de las particularidades que llenan de encanto esta alejada playa. Con su perfil tranquilo, el lugar es ideal para los que buscan un rato de sosiego junto al agua, ya sea para gozar sin interrupciones de la desconexión que permiten las vacaciones o para compartir en un entorno más íntimo el tiempo libre con amigos o en familia. De hecho, los chicos son los que más disfrutan de las características de este sector, que como por arte de magia se torna distinto según el movimiento de las mareas. Cuándo el mar se retrae, quedan al descubierto grandes superficies del acantilado, y la restinga se torna visible, mostrando todos su tesoros. Ése es el momento en el que los más pequeños adorar recolectar caracoles, descubrir el andar sigiloso de un cangrejo o maravillarse por la variedad de algas qué, abandonadas en la orilla, parecen excéntricas cabelleras. La pleamar revela otra cara del lugar, tal vez la preferida de muchos de sus habitúes. Es que cuando el agua sube hasta llegar a su plenitud los acantilados sólo quedan sumergidos en parte, mostrando en distintos tramos la pulida superficie de la piedra, lo que visualmente conforma las famosas “terrazas”, que llaman al descanso. Ayer, con una máxima que a las 15 trepó hasta los 37º, fueron muchos los que optaron por dejar pasar el tiempo en esta playa. Como la pleamar se registró a las 14.42 el momento más cálido coincidió con la masiva presencia de agua. Esto permitió que los turistas alternaran sus baños con largos ratos de ocio sobre los sectores descubiertos del acantilado, que de a ratos eran salpicados por la espuma. Los fanáticos de las largas caminatas también encuentran en esta zona el marco perfecto para sus paseos diarios, y son los que generalmente visitan el lugar al despuntar el día o al caer el sol. Por eso, las personas disfrutando de un rato de soledad, las familias con niños pequeños dejándose seducir por el encanto de la naturaleza o las parejas compartiendo una tarde relajada son los personajes de las postales que a diario pueden verse en esta zona.


Martín Brunella

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