Testigo avaló credibilidad de fotógrafo militar

El fiscal informó que un ex soldado quiere colaborar.

BUENOS AIRES (ABA)- El médico Jorge Roberto Estévez afirmó ayer, ante los integrantes del Tribunal Federal Oral de Neuquén, que el fallecido Miguel Suñer (quien se desempeñó como fotógrafo de inteligencia militar en el centro de torturas «La Escuelita» y luego denunció los procedimientos que se realizaban en ese establecimiento) era una persona «normal», sin signos de incurrir en «fabulación» o «mitomanía».

De ese modo, según el testigo, quien fue su paciente estaba en el correcto uso de sus facultades mentales cuando atestiguó en contra de los militares inculpados por delitos de lesa humanidad.

La declaración se desarrolló en una sala de audiencias de Comodoro Py por un pedido de Estévez, quien adujo problemas físicos para movilizarse por lo que fue trasladado desde San Pedro, donde habita, a la Capital Federal.

Con canas, bigotes y tranquilo tono de voz, Estévez -quien en menos de un mes cumplirá 78 años- recordó que empezó a atender a Suñer cuando éste en 1988 se radicó en San Pedro (procedente de Neuquén) y que lo hizo por una «enfermedad circunstancial», «algunos problemas de mareos que más adelante se fueron acentuando» e «hipertensión arterial no demasiado intensa».

El estado de salud de Suñer -siempre de acuerdo con el testimonio de marras- empezó a deteriorarse dos años antes de su fallecimiento en el 2005. Es decir que diez años antes, cuando el fotógrafo hizo las acusaciones sobre lo ocurrido en el centro clandestino de detención neuquino, no parecería estar atravesando ninguna causal que lo invalidara como pretende parte de la defensa.

La audiencia fue conducida por el camarista Orlando Coscia, quien estuvo acompañado en el estrado por sus pares Eugenio Krom y Oscar Albrieu; en tanto por la querella particular asistió Gustavo Olivera; por la defensa Hernán Corigliano, así como estuvieron también en primera fila el fiscal Manuel de Reyes Balboa y el integrante de la querella por Ceprodh (Centro de Profesionales por los Derechos Humanos), Leopoldo Denaday.

El único cruce en la sala fue cuando el médico recordó cuando fue visitado en su consultorio por una mujer que dijo venir de Neuquén y pertenecer a una asociación de derechos humanos, quien le comentó que había interesados en hacer pasar a Suñer como alguien con problemas psíquicos como para que se le invalidaran sus dichos.

Esa misma mujer le preguntó -según Estévez- si estaría dispuesto a declarar, a lo que éste respondió que sí, siempre que no tuviera que desplazarse lejos debido a un problema cervical (ésa fue la razón por la que el tribunal le recibió testimonio en Capital).


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