TESTIMONIO: «El peor dolor, la indiferencia»

Un coronel de la policía colombiana, rehén de la guerrilla de las FARC, se declaró más atormentado por la indiferencia de sus compatriotas que por las cadenas con que lo atan desde hace nueve años, «como si no valiésemos, como si no existiésemos», en una de las cartas enviadas como fe de vida de ocho rehenes.

«No es el dolor físico el que me detiene, ni las cadenas en mi cuello lo que me atormenta, sino la agonía mental, la maldad del malo y la indiferencia del bueno, como si no valiésemos, como si no existiésemos», escribió a su familia el coronel Luis Mendieta.

En poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde el primero de noviembre de 1998, el oficial además denunció condiciones infrahumanas en cautiverio.

«Por las circunstancias en la selva ellos (los secuestrados) sufren de diarreas constantes y a mi esposo una vez le tocó hacer sus necesidades en la olla donde comía», dijo María Teresa Paredes de Mendieta. «He tenido que arrastrarme en el barro para hacer mis necesidades fisiológicas, con la cadena y el candado atado al cuello», narra en la misiva dirigida a su esposa

En otro aparte, narró cómo le tocó enfrentar largas caminatas de días y semanas a través de la selva . «Lo mío comenzó con dolores en las piernas, huesos y articulaciones por las caminatas. Se me inflamaron los pies», dice. Agrega: «Yo seguía desmejorando y después me tocó caminar con la ayuda de dos horquetas que hacían las veces de muletas. Qué viajes tan penosos, por las dificultades de la selva, la lluvia y los bichos, hasta que una noche llegué a un sitio y al otro día no pude levantarme a caminar]. «Estaba tomando un color oscuro, casi negro. A Dios gracias me aplicaron antitetánica», cuenta. «Días después me aplicaron 10 inyecciones de penicilina de cinco millones de unidades y poco a poco fui iniciando mi recuperación», señala. «Por mi enfermedad, me quitaron la cadena con candado del cuello, pero resulta que mis cosas personales ellos (los guerrilleros) tenían que transportarlas y un día para otro desaparecieron», relató.

«En los sitios donde me dejaban llegaban bichos de diferente clase: moscas, mosquitos, tábanos, zancudos, mostacillas, hormigas de diversos colores y tamaños, arañas, abejas de diferentes tamaño, que espanté y espanté con la mano», recordó.

Mendieta compartió cautiverio con la política colombo-francesa Ingrid Betancourt. Indicó que debido a quebrantos de salud, Betancourt ha tenido que ser trasladada en hamaca durante largas caminatas por las selvas. «Nos íbamos enfermando. Así pasó conmigo, con Alan, con Murillo, y con Ingrid. Nos transportaban en hamacas. En una ocasión pude conversar con Ingrid, iba así. Luego nos separaron», señaló. (AFP/AP)


Un coronel de la policía colombiana, rehén de la guerrilla de las FARC, se declaró más atormentado por la indiferencia de sus compatriotas que por las cadenas con que lo atan desde hace nueve años, "como si no valiésemos, como si no existiésemos", en una de las cartas enviadas como fe de vida de ocho rehenes.

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