Tevez, ese talismán

Por EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES

Los hinchas de Boca sueñan con revivir aquella semifinal de Libertadores de 2004. La de Carlitos Tevez haciendo gol y “gallinita”, el aleteo de sus brazos que provocó la expulsión, todo en clave de recuerdo hermoso, porque Boca ganó luego por penales y, si bien perdió la final de la Copa, dejó afuera a su rival eterno. El recuerdo se debe a que Carlitos está otra vez de vuelta. Y es el amuleto al que se aferra Boca para el clásico del domingo otra vez en el Monumental y sin hinchas visitantes, lo que parece agrandar la figura de Tevez como representante plenipotenciario de un club que teme crisis en caso de nueva derrota. En el fútbol, cuando el juego cede espacio gana la sinrazón. Así le fue a Boca en el último clásico, el del gas pimienta en la Bombonera, cuando un grupo de fanáticos buscó amedrentar a River. “Si los jugadores no ponen huevos y los dirigentes se dejan avanzar en la AFA, acá –era el mensaje de los fanáticos– estamos nosotros para decirle a River que con Boca no se jode”. Y la jodieron. Jodieron a Boca y al fútbol argentino, que vivió esa noche una de sus jornadas más bochornosas. Lejos de la autocrítica, Boca se sintió víctima de un complot porque hay elecciones en el club y también en el país, y porque Boca, se sabe, es un club vinculado al Pro de Mauricio Macri. Bien, la justicia estableció finalmente que fueron hinchas de Boca. Tan de Boca que, muchos de ellos (¿el Panadero también?) siguen yendo como si nada a la Bombonera, según me dice gente del club. Llegó Tevez para tapar todo, inclusive para dar una mano en la puja electoral. Error. Carlitos, en su nueva versión madura, fue gustoso con la selección a Estados Unidos y Boca, huérfano, desnudó sus limitaciones contra San Lorenzo, el puntero pragmático. El domingo habrá un Tevez que no está en su mejor forma física, menos aún tras la vuelta de Estados Unidos, donde además no pudo rendir en sociedad con Leo Messi, como hubiese querido. Boca ofreció momentos de buen juego y de audacia en lo que va del año. Pero no lo sostuvo en momentos claves, justamente en los que se requiere convicción para mantener esa postura. Y, por mucho que Tevez quiera revivir al de 2004, el fútbol, sabemos, sigue siendo un juego colectivo. No hay superTevez posible.

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