Tiene 81 años y va a yoga con sus amigas desde hace 20

El yoga no sólo es una práctica física o meditación. También puede ser una forma de encuentro y amistad a lo largo del tiempo. Cada vez más gente lo practica y encuentra bienestar en hacerlo.

María Eloly, en el living de su casa, con sus nietas mientras practicaban algunas posturas. Foto gentileza.


 “Hay días en que me duelen muchísimo las piernas, las rodillas, llego rengueando y después salgo hecha una mariposa”, dijo María Eloly una vecina de 81 años que vive en Cipolletti y, desde hace 20, practica yoga junto a otras 8 mujeres que hoy son sus amigas de 70 y pico.

“Algunas éramos vecinas, ya nos conocíamos y nos encontramos en un salón del barrio cuando una chica que estaba estudiando para profesora de gimnasia empezó a dar clases en las que combinaba el baile con algunas cuestiones de yoga”, recordó. 

Después el grupo se trasladó a otra profesora que les dio algo más definido y específico; y a lo largo de los años se fueron “mudando” por distintos puntos de la ciudad, pasándose el dato de quién estaba dando, a qué hora y en qué lugar, y caían todas juntas, como en banda. Cambiamos mucho pero somos entre 8 y 10 las más constantes”, indicó.  

María reconoció que ante todo es el encuentro: “estar, vernos y seguir porque nos sentimos bien. Hace 4 años que vamos con una profesora muy buena que da en el centro. Yo le digo siempre: ‘Insistí, insistí con nosotras porque somos duras pero constantes’”, rió. El compromiso grupal es ir dos veces por semana y coordinar juntas el traslado: las que tienen auto pasan a buscar a las que no tienen vehículo; y cuando salen, a veces meriendan en algún bar.  

La última excusa para juntarse, por fuera de la clase de yoga, fue el feriado del 25 de mayo.

«Lo hago porque me siento bien. Pienso que todo tiene que ver: el estar ahí, después de tantos años entrás a entender cuál es la función, eso de estar en el momento, en el ahora, en lo que estás haciendo”, agregó.  

Sus amigas también opinan lo mismo. Entre ellas es común escuchar frases como ‘mirá esta postura qué bien que me hizo, tenía el ciático hecho un nudo; ‘yo creía que no lo iba a poder hacer pero lo hice’ o ‘cierro los ojos y antes no podía hacer nada con los ojos cerrados’. 

A lo largo de los años han logrado mantenerse como grupo, independientemente de quién convoque a la actividad. Festejan los cumpleaños, el día de la mujer, el día del amigo y hasta las fechas patrias. “No sé si será el yoga o las ganas de estar juntas”, admitió. Al fin y al cabo, la diferencia no importa. El yoga, como filosofía de vida, admite ambas posibilidades.  

“Yoga es una forma de estar en la vida, va más allá de una práctica física, de una meditación, busca aportar una serie de herramientas que te permitan desempeñarte de la mejor manera dentro del lugar en el que estás, sea cual sea tu trabajo, tu actividad, tu situación personal, emocional o mental. No importa cuál sea tu edad, tu experiencia. Lo que importa es que tengas una real motivación, que tengas muchas ganas de optimizar tus recursos”, explicó la profesora de Yoga Stella Valdez, de General Roca.  

Acotó que una de las formas que explican su vigencia a lo largo del tiempo y su amplificación en muchas partes del mundo, consiste en que es “una herramienta muy valiosa que mejora la calidad de vida”. “Cuando llegamos al yoga, lo hacemos porque nos mandó el médico, estamos estresados o tenemos un dolor muscular. Pero una vez que uno empieza a descubrir que a través de las diferentes técnicas uno se siente mejor eso lo transmite a la familia y a los amigos. Hoy cada vez es más gente lo practica y encuentra bienestar”, dijo.  

A diferencia de lo que mucha gente piensa a simple vista, lo que se busca es que la práctica se adapte a la persona y no al revés. De lo contrario, “estamos haciendo fuerza para meternos en una postura y eso no resulta placentero ni amable”. Y agregó: “Lo que buscamos es la mayor simpleza: que la persona que practica pueda llevarse herramientas para aplicar donde sea que esté. Es un yoga para la vida».  

“El yoga va más allá del contorsionismo o la gimnasia o de un cuerpo específico”, dice Valdez. Por supuesto que aporta beneficios físicos. Uno se empieza a mover y eso el cuerpo lo refleja, pero también lo refleja la mente. «El yoga termina siendo una metáfora de lo que nos pasa en otro lado. Las posturas lo que buscan es darnos información. Todas tienen un trasfondo en el espíritu de la persona. Uno tiene que tomarla como un medio de recabar información de lo que está pasando adentro”, apuntó.

Actividad en Roca


Como cada 21 de junio, desde 2015, celebra este viernes el Día Internacional del Yoga. En este marco, se desarrollará una jornada abierta, libre y gratuita el sábado 22 en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNCo. La actividad es abierta a toda la comunidad, de 15 a 20, en el auditorio. Más info: 0298 15 469 0225.  


María Eloly, en el living de su casa, con sus nietas mientras practicaban algunas posturas. Foto gentileza.


 “Hay días en que me duelen muchísimo las piernas, las rodillas, llego rengueando y después salgo hecha una mariposa”, dijo María Eloly una vecina de 81 años que vive en Cipolletti y, desde hace 20, practica yoga junto a otras 8 mujeres que hoy son sus amigas de 70 y pico.

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