Tiene la llave del mundo de la lectura

Los primeros dueños la vendieron porque tuvieron que exiliarse a mediados de los 70.

Genoveva Jaramillo tiene 69 años y hace unos 37 que administra una de las librerías más antiguas –si no la más– de Neuquén: Libracos, como la llamaron sus fundadoras Marta De Cea y Marta Etcheverría. Actualmente funciona en Corrientes 282, “a pasitos” de donde fue su primera ubicación, en la esquina con Perito Moreno.

Genoveva inició su relación con el mundo de los libros en 1969 en Siringa, cuando tenía 29 años. “Kune Grimberg (su propietario) era un hombre muy entusiasta y yo me contagié de eso, siempre me sentí muy bien en este ámbito”, relata. Dos años antes había comenzado a estudiar la carrera de Letras, que después cambió por Servicio Social.

“Fui haciendo materias entre embarazos y trabajos. Rendía, dejaba, dependía de la disponibilidad de tiempo. Este oficio te estimula a querer aprender más”, señala. Psicología Social fue la carrera que pudo terminar.

En su primer trabajo estuvo hasta 1972 y de allí se fue a la Biblioteca Central de la Universidad Nacional del Comahue, una experiencia algo similar pero también distinta a la anterior: “el público es mucho más variado en librería, porque la universidad se circunscribe sólo a estudiantes y profesores”.

A Genoveva le tocó, como a muchos, una época difícil para estar involucrada en el ámbito intelectual y cultural. En 1975, ya con la UNC intervenida, la echaron de su trabajo junto con casi todo el plantel de la biblioteca. Fue en ese entonces que volvió a Siringa hasta que, meses más tarde, llegó a Libracos.

“Las dueñas anteriores tuvieron que exiliarse –De Cea incluso fue secuestrada y llevada a La Escuelita–, éramos amigas y como sabían de mis antecedentes en la otra librería y en la biblioteca, pensaron que era la persona que podía quedar a cargo. Como se fue demorando el exilio, vino el ofrecimiento de poder comprar”, explica Genoveva.

Junto a su marido, Néstor Rivas, han aprendido a conformar una sociedad en donde ella se encarga de la parte cultural y él de la administrativa y gremial-empresaria. Están a tres años de cumplir cuatro décadas prestando un servicio para los lectores neuquinos y, ante la consulta, Genoveva ni se anima a arriesgar cuántos libros tienen ordenados en las estanterías: “Imposible, hay miles y miles acumulados con el paso de los años”.

“Nunca se termina de organizar la librería hay temáticas que se imponen en una época y van desapareciendo, después vienen otras. En los 70 había mucha abundancia de ensayos políticos, históricos y de escritores latinoamericanos, después eso se fue diluyendo e ingresaron otras temáticas, como las de autoayuda”.

Para alguien a quien le tocaron épocas de auge literario y político, de libros censurados, de best sellers y autoayuda, la conclusión es una: “Los contextos sociales y políticos se reflejan mucho. La librería es como una gran ventana”.

 

 


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