Tintos y blancos
La barilochense Paz Levinson clasificó entre las doce semifinalistas del campeonato mundial de sommeliers, llevado a cabo en Tokio, Japón, en abril del 2013, que reunió a representantes de 50 países. El concurso fue ganado por el ítalo suizo Paolo Basso, uno de los principales candidatos, quien tres veces había sido subcampeón mundial. En segundo lugar se clasificó Véronique Rivest de Canadá y tercero Astride Spies, de Bélgica, ambos con años de experiencia en torneos internacionales. La representante argentina clasificó décima primera. Paz viajó en compañía de Andrés Rosberg, presidente de la Asociación Argentina de Sommeliers (AAS). Como parte de su preparación realizó una pasantía en Inglaterra con Gerard Basset, ganador de la anterior edición de esta competencia, declarado “Man of the Year 2013” por la revista Decanter, especializada en bebidas. Luego estuvo más de un mes en Shanghai, trabajando y preparándose para la final internacional. Nacida en Bariloche, quien fuera declarada mejor sommelier argentina en 2010 clasificó a la final mundial en el concurso mejor sommelier de las Américas 2012, llevado a cabo en Bento Goncalves, Brasil. Escritora, columnista para revistas especializadas, profesora en CAVE (Centro Argentino de Vinos y Espirituosas) y asesora de vinos en diferentes restaurantes, Levinson trabajó en Shanghai para Unico/Colagreco, bar y restaurante franco argentino de Mauro Colagreco. El chef argentino, propietario del restaurante francés Mirazur con dos estrellas Michelin, dirigió la cocina y Paz trabajó en la cava. Anabella Alcuaz obtuvo el diploma internacional junto a Flavia Rizzutto (directora de CAVE y distinguida como mejor sommelier de Argentina en 2002), Carolina Garicoche (sommelier y editora de la revista Master Wine) y Matías Chiesa (sommelier de Restó y docente en CAVE). Durante los cuatro años de estudio, además de perfeccionarse en vinos y enología, los participantes deben aprender sobre marketing, comercialización internacional, geografía, climatología y biología, entre otras materias. La experta evaluó que la principal diferencia que tienen los sommeliers argentinos (y ella como alumna) con los profesionales del hemisferio norte es que ellos pueden probar sin mayores problemas vinos y bebidas de todo el mundo, mientras que en el sur esto es muy restringido. “Nosotros tenemos que viajar, lo que constituye un costo adicional muy importante”, evaluó. Además de ser experta en vinos es traductora de inglés, algo que contribuyó muchísimo en sus estudios. Alcuaz opinó que los primeros cuatro diplomas constituyen un reconocimiento más para los sommeliers y los vinos argentinos. También les abre la puerta al curso para “Master of Wine”, el máximo título internacional.
Comentarios