Tironeos por los cargos en la Alianza bonaerense

Con las encuestas a favor, frepasistas y radicales comenzaron la disputa por espacios de poder de un eventual gobierno bonaerense. Meijide desconfía de Posse y de algunos dirigentes del Frepaso; prefiere acercarse a "Fredi" Storani.

BUENOS AIRES- Luego de meses de convivencia pacífica parecen haber resurgido los conflictos entre la UCR y el Frepaso. ¿El campo de batalla? La provincia de Buenos Aires. ¿El detonante? Cómo se hará el reparto de los cargos públicos más importantes si la Alianza llega al gobierno bonaerense.

Si hasta hace poco el internismo había quedado sumergido bajo los furores de campaña -a partir de un pacto de paz implícito «firmado» por los principales dirigentes de uno y otro bando para aunar fuerzas contra el PJ-, el reparto de las candidaturas para los puestos vacantes resucitó viejos enfrentamientos.

Con las encuestas favorables a Graciela Fernández Meijide, los dirigentes del Frepaso empezaron a mirar con preocupación hacia adentro de su propia fuerza. Aunque a regañadientes, admiten que la estructura partidaria es muy débil. «Carecemos de cuadros políticos y de técnicos especialistas suficientes para ocupar todas las dependencias del Estado bonaerense», dice Arnaldo Bocco, el economista más cercano a Fernández Meijide.

El problema, claro, no es menor: los «chachistas» temen que sus socios radicales avancen por esa brecha hasta vaciar de color propio la gestión frepasista.

Con el conflicto ya lanzado, la candidata a gobernadora hace cuentas. Los principales dirigentes de su partido en la provincia no le responden de forma directa y hacen sus propios juegos.

El diputado Juan Pablo Cafiero ya tiene asegurada su reelección (ocupa el segundo lugar de la lista bonaerense) y va en busca de un objetivo claro: quiere ser el jefe del bloque unificado de la Alianza a partir de diciembre del '99. La otra dirigente con cierto peso, la también diputada Mary Sánchez, está intentando recuperar terreno y rehacer su carrera luego de la derrota en su distrito, La Matanza, contra la radical «Pinky» Satragno.

Fernández Meijide sabe que no puede contar con ellos. Es más: no quiere. «Graciela prefiere acordar con los radicales antes que cerrar un trato con Mary Sánchez», dijo un operador de la candidata.

Pero, ¿con qué radicales? Esa es la cuestión. Aunque la relación con su compañero de fórmula, el radical Melchor Posse, es buena, la candidata no termina de confiar plenamente en el intendente de San Isidro. Cree que es un fiel representante de las viejas prácticas clientelistas y caudillescas de la UCR y que, en realidad, tiene un proyecto propio: llegar a la gobernación en el 2003.

El «possismo» amenaza con hacerse de una buena parte de la torta del poder bonaerense.

Los hombres de Fernández Meijide intentan defender lo que consideran que es de ellos. Pero ya le dejaron a Posse un área para que él maneje: la relación con la polémica y conflictiva policía bonaerense quedará en las manos del candidato a vicegobernador, si llegan al gobierno en octubre.

Graciela, entonces, para evitar quedar encerrada entre los «possistas» y los frepasistas independientes, intenta acercarse a Federico Storani, el otro gran referente del radicalismo de la provincia.

Aunque cuando compartieron la campaña para la diputación del '97 su relación distó de ser ideal, ahora ella está dispuesta a hacer borrón y cuenta nueva y acercarse a Storani. Es que el jefe de la línea más progresista de la UCR bonaerense cuenta con equipos técnicos y cuadros políticos suficientes para cubrir los 200 cargos más altos de la gobernación.

Los aliancistas tienen en claro que Fernández Meijide no quiere entregarle responsabilidades mayores a cualquiera, por más militantes del Frepaso que sea.

Dirigentes que se candidatean no faltan, a juzgar por el aumento de las disputas internas que se percibe en la mínima estructura partidaria. «No entienden que si ganamos habrá lugar para todos», dicen en el búnker de la candidata, para tranquilizar los ánimos. Pero, por otro lado, Meijide no quiere quedar presa del enorme aparato radical. Aunque, a la hora de optar, prefiera a Storani antes que a Posse.

En busca de independientes

Con el temor de no contar con cuadros suficientes para gobernar con eficiencia, los más cercanos colaboradores de Fernández Meijide comenzaron a buscar técnicos independientes que puedan afrontar una responsabilidad ejecutiva. Las gestiones fueron encaradas con la mayor discreción posible, pero dada la urgencia, no tardaron en trascender.

«Cualquier dependencia provincial maneja un presupuesto millonario. Para administrar bien hacen falta, además de la honestidad, conocimientos técnicos», justificó la candidata.

Los contactos para ocupar los puestos de Economía tienen un interlocutor principal: el ex cavallista Juan Llach, quien parece mostrarse dispuesto a darle una mano a Fernández Meijide, ofreciéndole proyectos, programas, economistas y técnicos experimentados.


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