¿Todo se arregla desde el celular?

Activar funciones del smartphone, identificarse, intercambiar datos, conectar rápidamente accesorios y, sobre todo, hacer pagos – todo sin mover un dedo, con sólo presentar el celular. Esto lo haría posible la nueva norma de comunicación inalámbrica de corto alcance (NFC). No obstante, los expertos se preguntan aún por la seguridad de esta técnica.

En el auto, el teléfono móvil se conecta automáticamente con el dispositivo de manos libres. Si se lo deja sobre la mesita de noche, activa el modo silencioso y el despertador, o bien se puede pagar con él el autobús o el tren. Todo, automatizado con la norma NFC (Near Field Communication). Para ello sólo se necesitaría una etiqueta NFC, que ejecuta la acción requerida cuando se sostiene brevemente el teléfono móvil sobre ella.

No hay todavía muchos modelos de teléfonos móviles o de servicios NFC. Fabricantes, proveedores de telefonía móvil y bancos siguen hasta ahora sólo su propia estrategia o acuerdos de cooperación aislados, sobre todo en lo referente a normas, compatibilidad u ofertas. El Foro NFC, creado en 2004, con más de 160 miembros, reúne a fabricantes, desarrolladores y otros interesados, incluyendo a algunos de los grandes, que aplican esta tecnología.

“Se ha hablado mucho sobre el tema en los últimos años, pero en realidad no ha pasado mucho”, señala Marc-Oliver Reeh, del Centro NFC de la universidad alemana de Hannover. En la práctica todavía hay muy pocas aplicaciones para esta norma, incluyendo las etiquetas o pegatinas, que cuestan sólo unos pocos euros y son programadas mediante el smartphone.

Por el momento, celulares NFC con el sistema operativo Android 4.0 pueden intercambiar entre sí contactos, música o imágenes cuando se los sostiene muy cerca el uno frente al otro. Asimismo, se emplea esta tecnología para conectar rápidamente el móvil con sus accesorios – como, por ejemplo, con los auriculares o adaptadores Bluetooth, o para transmitir música desde el smartphone a otro dispositivo.

Hay muchas ideas de aplicación de la norma NFC, señala Reeh. El nuevo estándar ayudará quizás “a hacer el medio ambiente más inteligente”. Etiquetas pegadas en el suelo, por ejemplo, podrían activar automáticamente una llamada al servicio de emergencia cuando una persona discapacitada se ha caído en su casa. Junto con los chips NFC se hallan las etiquetas transmisoras (RFID transponder), usadas por el comercio, por ejemplo, en la logística, y las llamadas “smartcards” o “tarjetas inteligentes”.

Pero la aplicación estrella de la norma NFC será, según los expertos, la realización de pagos sólo con el teléfono móvil. Hasta el momento sólo hay disponibles tarjetas de crédito con un chip NFC y tarjetas de crédito con una pegatina NFC pegada al teléfono móvil. Según el proveedor, se podría hacer pagos de un máximo de 20 ó 25 euros con sólo sostener la tarjeta NFC o el teléfono móvil con la pegatina frente al aparato lector. El número PIN o la firma sólo serían exigibles en sumas mayores.

Cuando se habla de la tecnología NFC, lo discutible es la seguridad. Ya circulan mensajes alarmistas que advierten al consumidor que las nuevas tarjetas de crédito NFC podrían enviar los datos de los clientes sin codificar a las terminales de las tiendas. Por su parte, las agencias alemanas de protección del consumidor han manifestado el temor de que la soluciones NFC puedan no ser del todo a prueba de falsificaciones.

En todo caso, sólo se transmite lo que ya esté en la tarjeta, “datos que también puede ver cualquier mozo en un restaurante”, señala Dorothee Wiegand, de la revista alemana “c’t”. Pero cualquier persona que disponga de un lector apropiado también puede leer esos datos. “Esto suscita ya cierto riesgo”, añade Wiegand.

Sin embargo, Marc-Oliver Reeh afirma que “la norma NFC es relativamente segura”. La distancia posible de transmisión de datos es de menos de 20 centímetros: un ladrón tendría que acercarse demasiado para leer el contenido de un teléfono celular sin levantar sospechas.

Además de los asuntos referidos a la seguridad, la propuesta suscita otras preguntas. La tecnología todavía no ha sido estandarizada, señala Reeh. El especialista recomienda esperar el desarrollo para no tener al final un celular cuyo chip NFC es incompatible con el sistema de pago del proveedor de telefonía o del banco.

Quien tenga una tarjeta de crédito NFC puede proveerse en el comercio de una cubierta de metal o simplemente envolverla en papel de aluminio. Ambas posibilidades aíslan de posibles intentos de lectura, aunque no son practicables en un celular provisto de pegatina NFC. (DPA)


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