Toman de ejemplo al hogar para changarines

Recibió el reconocimiento de operadores de Estados Unidos.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El proyecto de contención para hombres desamparados implementado en Bariloche trascendió las fronteras de la ciudad porque la municipalidad de Neuquén es una de las interesadas en copiarlo, pero el reconocimiento también llegó desde los Estados Unidos y el programa Misión Integrada, que coordina desde el Reino Unido el Ejército de Salvación.

El Ejército de Salvación envió a cinco operadores para analizar el funcionamiento del Hogar de Tránsito para hombres desamparados que fue creado por ordenanza en 1997 e implementado recién en el 2000, porque trascendió que desde que comenzó a funcionar evitó las habituales muertes por congelamiento que se registraban cada invierno en la vía pública.

Los visitantes opinan que los voluntarios locales están haciendo el mismo trabajo que realizaba el fundador hace más de 130 años y lo valoraron, pero realizaron algunas observaciones sobre la convivencia entre alcohólicos y recuperados y sobre la cultura de la donación que existe en el país del Norte.

En marzo del 2000, apenas iniciado un riguroso otoño que anticipó lluvias y nevadas, murió congelado en la puerta de un hotel deshabitado el último changarín de una larga e interminable serie. Ese deceso impulsó a los concejales a buscar una solución inmediata para ese problema recurrente y el municipio dispuso que «La Casita», un edificio donde asisten a menores en conflicto con la ley o con adicciones, sirviera de refugio nocturno a los changarines con la asistencia de los voluntarios de Ejército de Salvación.

El frío invierno pasado no volvió a cobrarse ninguna víctima y después, el intendente dispuso que los changarines y su hogar de tránsito utilizaran una construcción ubicada dentro de los galpones de la ex Dinara, que habían sido adquiridos por el municipio.

Esas instalaciones contienen en forma regular a unos 15 hombres, pero en fechas especiales, como durante la última nevada, los asistentes se duplicaron a pesar de la escasez de comodidades.

Si bien los operadores norteamericanos carecen de poder de decisión, los responsables de la organización a nivel local y regional, Eduardo Nahuelfil y Juan Rodolfo Liebl, opinan que el informe que presenten en sus instituciones podría redundar en un aporte para la obra que emprendieron.

Matthew Willians llegó desde la localidad de Wilkes Barre, Pensilvania, y es un drogadicto y alcohólico recuperado que hoy ayuda en la rehabilitación de adictos y asiste a hombres sin techo.

Brian Gaughan es un maestro de Bergenfield, Nueva Jersey, que abrazó la causa del E.S por vocación y con un hondo sentimiento religioso. En este viaje los acompañan Karla Misla, de Nyask, Nueva York; Shelia Flora, de Cincinatti, Ohio, y Meghan Rice, de West Caldwell, Nueva Jersey.

Después de conocer las condiciones en que viven los changarines estos operadores explicaron que en su país la asistencia a los adictos y desamparados se articula desde un programa completo, con obligación para los beneficiados de participar en las reuniones. También aceptaron que «llegan en otras condiciones y procuramos la rehabilitación por medio del trabajo y la palabra de Dios».

Williams comentó que «no todos son hombres sin techo como ocurre aquí. La mitad sí, pero el resto son hombres que buscan su rehabilitación y preguntan si los podemos recibir». Los voluntarios visitantes se manifestaron admirados «por el trabajo con los hombres, a los que toman de la calle y los llevan de a poco a una vida mejor. Entendieron que por lo menos deberían mantener separados a los alcohólicos de los recuperados, o que están en camino, y que el programa debería ser apoyado por donaciones de la comunidad.

La lucha contra los vicios y la adversidad

Así como algunos deportes peligrosos son abrazados con pasión, hay oficios y profesiones en las que se necesita, además de capacidad, vocación de servicio. No hay dinero que pueda vencer algunas resistencias humanas, y a nadie se le puede pagar lo suficiente para que atienda a indeseables o se exponga a riesgos que lo inquietan. Por eso la mayoría de los bomberos son Voluntarios, como lo son los miembros del Ejército de Salvación, una institución que desde 1890 atiende en diversas ciudades argentinas a la clase más baja de la sociedad.

William Booth era ministro de una iglesia protestante que se negaba a asistir a los alcohólicos o personas abandonadas. Con ellos no hacían apostolado y tampoco gestos humanitarios. Por eso en 1865 Booth dejó su iglesia y salió a las calles con la palabra de Dios, pero fundamentalmente a llevar una taza de café y un plato de comida a los desamparados, sin techo ni futuro.

«Atender las peores almas, en el orden físico, moral y espiritual», es el lema que se propuso, y el mandato que reciben quienes se acercan a esa institución para ofrecer sus servicios. Así el ejemplo de Booth prendió como buena semilla y formó un verdadero ejército entre los recuperados y otros dispuestos a ayudar a las almas perdidas. A cambio no piden nada. Ni que dejen de beber, y tampoco fidelidad al culto que profesan. Por eso en 1890 el E.S. llegó a la Argentina y creó en Buenos Aires el primer Hogar para desamparados, que albergó a miles de inmigrantes y a otros hombres y mujeres a quienes la fortuna le fue esquiva y no contaban con voluntad y temple para soportarlo.

En los Estados Unidos el Ejército de Salvación se financia con las donaciones, que casi nunca son en dinero, en algunos casos deducibles de impuestos. Reciben las ropas y enseres domésticos en buen estado que las familias más acomodadas renuevan, y las reciclan para obtener fondos.

También reciben autos y camiones que luego reparan y venden a un público con menor poder adquisitivo, y esos ingresos le permiten becar a sus operadores y financiar programas con muy buenos resultados. (AB)

Un largo camino a casa

Hace casi un año que el alcohol dominó por completo a Robinson y lo obligó a alejarse de su hogar, en parte porque quería seguir bebiendo sin culpa. Con familia, buena profesión y trabajo, de pronto se encontró durmiendo en la calle o en ahumadas ranchadas junto a otros que también habían perdido la fe. Hasta que un día fue detrás de Eduardo Nahuelfil buscando un techo caliente y un trozo de pan, y expresó su voluntad de rehabilitarse. El ejemplo motivó a otros, que dejaron de beber para aprender el oficio de zinguero de Robinson, o de ayudante, y el ex alcohólico se convirtió en uno de los pilares del Hogar.

El viernes 1 de junio hubo llantos y lágrimas en la casa de los changas, que corrieron por las mejillas de hombres curtidos en muchos inviernos. Y es que esa noche, durante un festejo que sólo incluyó mate y gaseosas en el brindis, Robinson anunció que regresaba con su familia, completamente recuperado. Como recuerdo de su paso por el Hogar y su recuperación quedó Luis, un enorme y viejísimo gato gris, curtido en los fríos patagónicos como ellos, que Robinson recogió de la calle diciendo «este es uno más de nosotros». (AB)

Habría muerto de frío en su precaria vivienda

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La policía informó sobre el deceso por causas naturales de Francisco Briones, un changarín que habitaba una vivienda precaria ubicada en Vuelta de Obligado y Anasagasti, al pie de la Barda del Ñireco, del que las autoridades desconocen otros datos.

Para los testigos fue evidente que el cadáver de Briones no presentaba signos de violencia y en ese sentido la causa está perfectamente encuadrada.

Sin embargo, habría evidencias de que la víctima murió por hipotermia, motivada por las bajas temperaturas que se mantienen desde hace varios días y la precariedad de la casilla que habitaba.

Fueron varias las muertes ocurridas en ese sector de la ciudad durante los inviernos, porque las precarias construcciones no pueden contener el viento ni las aguas que se escurren por la barda en los días de lluvia.

Algunas de las casillas habitadas por changarines, casi todos alcohólicos y de aproximadamente 50 años, se caracterizan porque no tienen ventanas y orientan su puerta hacia el Este, desde donde el viento las castiga de manera excepcional. Esa precaución los ayuda, pero en ese sector de la ciudad es muy difícil encontrar leña, sobre todo después de las lluvias, y los changarines padecen los rigores climáticos sin defensa alguna y a veces con su resistencia física disminuida por el consumo de alcohol.


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