Tomaron rehenes en las oficinas de Valeria Mazza

Redujeron a seis víctimas, entre ellas el cuñado de la modelo. El edificio fue rodeado y finalmente se entregaron.

BUENOS AIRES (DyN).- Seis personas fueron tomadas como rehenes ayer en pleno centro porteño por dos delincuentes que entraron a robar en una oficina de la modelo Valeria Mazza y su esposo, el empresario Alejandro Gravier, y después de tres horas de angustia y tensas negociaciones, terminaron libres, sanas y salvas, mientras los maleantes se entregaron a la policía. El comisario inspector Gustavo Carca dijo que entre los rehenes estaba el hermano de Gravier.

El empresario llegó al lugar poco después del hecho para seguir las alternativas de la negociación entre la policía y los ladrones. El episodio se produjo en unas oficinas situadas en el quinto piso del edificio de la calle Piedras 172. En declaraciones a la prensa, Gravier confirmó que su hermano estuvo entre los cautivos y aseguró que «está perfecto», aunque reconoció que se vivieron «momentos difíciles».

Una de las tres mujeres tomadas como rehén sufrió una lipotimia, por lo que tuvo que ser derivada al Hospital Argerich, mientras que otras dos empleadas sufrieron ataques de nervios.

Los dos asaltantes, ambos de 26 años, se entregaron poco después de las 19 a la Policía, que había rodeado el lugar.

Según informó Carca, alrededor de las 16 dos jóvenes armados llegaron al lugar y aprovecharon para ingresar en el edificio detrás de otras personas. «Estaban armados con dos revólveres y un cuchillo», dijeron fuentes policiales.

En la planta baja y los pisos 1 y 2 del edificio funcionan oficinas del PAMI. Los asaltantes fueron directamente a robar en el quinto piso donde están las oficinas de Vamagra S.A. La firma se dedica a la fabricación y venta de cosméticos, artículos de tocador y bijouterie marca VM, una suerte de merchandising de la modelo.

Un vecino del edificio advirtió la presencia sospechosa de los delincuentes, por lo que hizo la denuncia a la Policía, que en tres minutos concurrió al lugar. Al no poder consumar el robo ni escapar, los delincuentes se refugiaron en la oficina, donde tomaron a seis personas como rehenes. Rápidamente llegó al lugar persona del Grupo Especial de Operaciones Federales (GEOF), que hizo desalojar el edificio y rodeó la zona, y así comenzaron las dramáticas negociaciones.

Al comienzo de las tratativas, una de las rehenes sufrió una lipotimia y fue liberada, por lo que los delincuentes mantuvieron cautivas a cinco personas: tres mujeres y dos hombres.

Los asaltantes exigieron la entrega de bebidas y comestibles, además de la presencia de las cámaras de televisión y de un juez como condición para liberar a los rehenes.

Si bien los asaltantes se mostraban nerviosos, ninguno de los rehenes fue agredido, aunque uno de los delincuentes se efectuó cortes en su propio cuerpo con el cuchillo que llevaba, ante la situación de tensión que se generó.

De a poco, los delincuentes fueron liberando a los rehenes: primero lo hicieron con el hermano de Gravier, el otro hombre y una de las mujeres y se quedaron con otras dos. Luego, los asaltantes depusieron las armas y se entregaron.


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