Tomate Patagonia: “Ninguno de nosotros es tan bueno como todos juntos”

Productores, industria, gobierno y distintas entidades tienen una filosofía en común en Valle Medio: hacer del tomate para industria una producción sustentable en el tiempo.

Una filosofía productiva

La frase “ninguno de nosotros es tan bueno como todos juntos” no es azarosa, ni marketinera, sino que simboliza en lo que se ha convertido “Tomate Patagonia” desde que comenzó a rodar hace cinco años atrás.

Se trata de una experiencia que comenzó casi silenciosamente, que ya lleva varios años y que tras un mismo fin, hacer crecer los rendimientos de la producción del tomate para industria, se fue diversificando hasta llegar a ser una experiencia única en la provincia.

Así se logró reunir detrás de un mismo propósito a toda la cadena de valor afectada a la producción. El Estado provincial y municipal de Choele Choel, el Banco Provincia del Neuquén, Río Negro Fiduciaria, Sancor Seguros, la empresa Arcor “La Campagnola”, industria elaboradora de derivados de productos del agro, empresas dedicadas a la venta de todo tipo de suministros para el agro, productores pequeños y medianos, empresas de comunicación, comparten un proyecto de ensayos agrícolas para luego transferir esa información a los productores para mejorar la calidad, los rindes y la rentabilidad del producto y un esquema de mayor previsibilidad en un marco de sustentabilidad integral.

Justo en el momento en que los frutos estuvieron listos para ser cosechados, se llevó a cabo una actividad durante dos días, en el marco de las Terceras Jornadas Internacionales de Tomate Patagonia el pasado 8 y 9 de marzo (asistiendo más de 600 personas), en las que se evaluó el avance de las distintas experiencias, donde representantes de cada sector recorrieron los distintos ensayos de tomate y de diversos cultivos que en total ocuparon una superficie cercana a las 200 hectáreas en campos de la “Estancia La Media Luna”. También hubo disertantes de distintos países que transmitieron sus experiencias y los últimos avances en el cultivo de tomate para industria.

Si bien la iniciativa es ya conocida como “Tomate Patagonia”, la idea de fondo es trabajar en diversidad de cultivos donde el asociativismo, la investigación y la aplicación de tecnologías para obtener más y mejor producción se realicen en un equilibrio cada vez más perfecto con el medioambiente.

Según explicaron al inicio de la recorrida por el campo, “Tomate Patagonia” surgió como una necesidad de incrementar los rindes para tener mayor rentabilidad en el cultivo de tomate para industria, pues de otra forma este tipo de cultivos estaba destinado a desaparecer. Así surgió la idea del riego por goteo.

En la actualidad, La Campagnola (grupo Arcor) es la principal industria de la región que recibe este tipo de productos. Es también uno de los principales impulsores de Tomate Patagonia y trabaja en conjunto con el productor y con quienes integran la cadena de valor, como proveedores de semillas e insumos, compartiendo la información que generan los ensayos para mejorar el rendimiento del cultivo.

Este año, en enero, los productores integrados en “Tomate Patagonia” viajaron a San Juan, donde la tecnología del riego por goteo ya se ha incorporado a los cultivos de tomate industria desde hace varios años, con resultados exitosos y sostenidos dentro de un proceso de mejora continua: actualmente en San Juan se han alcanzado rendimientos de 140 toneladas promedio por hectárea, frente a las 55 toneladas promedio actuales del Valle Medio que se hacen con riego gravitacional.

Los productores sanjuaninos comentaron que antes de incorporar esta tecnología, los rendimientos productivos en su provincia eran similares a los actuales en el Valle Medio. Esta experiencia potenció el entusiasmo y las expectativas en los productores de Tomate Patagonia.

Diego Gordon, uno de los dueños de la “Estancia La Media Luna”, lugar en el que se desarrollan los ensayos, comentó que “éste es el quinto año de trabajo. Cuando empezamos a observar que si no se mejoraban los rindes, como lo hicieron en otros lugares del país y del mundo, la actividad iba a desaparecer, empezamos con este programa y el concepto básico era encontrar el paquete tecnológico adecuado para después transferirlo. Porque lo que no queremos es incorporar una nueva tecnología y que fracase, porque cuando se fracasa es muy difícil volver a insistir sobre lo mismo”.

“Que el productor se ocupe de producir y que los errores o los aprendizajes se hagan en módulos experimentales de escala comercial y que se transfiera lo que realmente sirve. Para que esto prospere, también nos dimos cuenta de que se tenían que integrar todos los actores: el Estado, los productores, las industrias, los bancos, las aseguradoras, las empresas proveedoras de insumos y de comunicación (herramienta fundamental para ayudar en un proceso de transformación) y todos juntos producir el cambio, porque las problemáticas son muchas. Uno de los inconvenientes en la etapa de transferencia tecnológica (que se iniciará próximamente) van a ser las fuentes financieras, ya que como la rentabilidad en el cultivo en la región es escasa o nula se necesitan fuentes de financiamiento accesibles”, agregó.

Luego de compartir, analizar y consensuar la información de la que se dispone, los integrantes de “Tomate Patagonia” cayeron en la cuenta de que era necesario darle una mirada más integral y no sólo pensar en un solo cultivo. Pensar en la rotación de cultivos era lo que aún faltaba para alcanzar un esquema sustentable. Este año se comenzaron a hacer nuevos cultivos. Por su parte, Arcor internamente planteó una serie de productos que podrían interesarle desde el punto de vista industrial.

Así, este año se trabajó en esto y se continuará dos o tres años en los que se analizarán los rendimientos agronómicos y económicos, para luego transferir los cultivos viables al esquema productivo.

Teniendo en cuenta a todos los productores –los pequeños, los medianos– este año se plantaron diversos cultivos hortícolas que denominaron “huerta solidaria”, con el propósito de obtener productos que se comercialicen en fresco y generar información de nuevas variedades o de formas de producción para transferírselas al pequeño productor.

De este modo, el esfuerzo y el tiempo invertidos tendrán mejores resultados, porque se obtendrán productos de mayor calidad y mejor precio.

En la actualidad, los pequeños agricultores venden sus productos en la feria de la ciudad y la idea es que estos productos lleguen al consumidor cumpliendo con los más exigentes estándares de calidad que exige el mercado.

Todo lo producido con este fin (en una hectárea de diversas hortalizas) se donará a hospitales, hogar de ancianos, comedores escolares y otras instituciones de bien público de la región.

Cabe destacar que el promedio de pago del kilo de tomate para industria ronda los 50 centavos de pesos y se establece antes de la temporada por contrato.

El ingeniero Carlos Isasmendi, jefe agrícola de La Campagnola en Choele Choel, comentó que “durante mucho tiempo se realizaban ensayos directamente en las plantaciones, sin continuidad, en forma esporádica, y esto, en la mayoría de los casos, no arrojaba resultados exitosos. Es por eso que desde hace cinco años los ensayos se hacen en un área experimental específica en La Media Luna, a escala comercial, y se los atiende del modo adecuado para obtener información confiable. Una vez que se conocen cuáles son los mejores resultados –no se debe ensayar menos de tres años–, se trasladan los conocimientos a los productores del sistema.

Esto lo ha entendido todo el arco de la producción, que lo constituyen decenas de instituciones y empresas que participan de Tomate Patagonia”.

Así trabajamos


Una filosofía productiva

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Comentarios