Torbellino
El sistema administrativo relegó la semana pasada su condición de número uno en el ranking del desorden dentro del municipio roquense. Como no sucedía desde el último trimestre de la gestión Sarandría, un torbellino trajo despidos, renuncias, críticas y acusaciones para ubicar al esquema político interno al frente de los que circulan sin brújula dentro de la comuna.
Separado de su cargo el director de Servicios Públicos, Hugo Vera, renunciado el presidente de la Junta Electoral, Enrique Palmieri, y con las puertas aún sin cerrar por los rumores de que hay más pasaportes firmados, la armonía pretendida para la gestión ante los ojos de los vecinos empezó a toparse con varios díscolos.
Ahora bien, ¿la maraña política en la que se enredó el peronismo que gobierna la ciudad durante la semana pasada debe ubicarse como un emergente excepcional, producto de decisiones inevitables del intendente Carlos Soria para ser coherente con los principios declamados en actos públicos o forma parte de un proceso propio de la naturaleza del partido que sólo dejaba espacio para debatir si llegaba cerca o lejos de la asunción en el mando?
Hay algo de las dos hipótesis en la respuesta. Veamos.
Es cierto que Vera incurrió en una irregularidad -por ahora administrativa- al vender 150 toneladas de álamos que pertenecían al Estado sin autorización previa y pasando por encima del límite de sus atribuciones como director municipal.
Ocurre que resulta llamativo que lo echen ahora, cuando en la esfera cercana al intendente sabían muy bien que la limpieza de la chacra municipal estaba en marcha desde febrero y la tala de ejemplares se concretó en forma progresiva.
En consecuencia, Soria encontró la excusa perfecta para correr del gabinete a un funcionario que (por motivos aún no revelados) dejó de resultarle simpático o está aplicando el régimen de disciplina a medias, porque Vera se desempeñaba como director, por encima suyo hubo superiores que debieron controlarlo y hasta el momento no se conocen sanciones del mismo tenor para quienes tuvieron o tienen la máxima responsabilidad en la Secretaría de Obras, Servicios Públicos y Medio Ambiente.
El caso de Palmieri está un poco más claro. Cuando todavía no se transitó un año de gestión, a nadie le hacen saber que el intendente vería con agrado su renuncia a la Presidencia de la Junta Electoral si las diferencias se basan sobre cuestiones de orden administrativo o relacionadas con los roces que mantiene con la restante representante del PJ en el cuerpo. Esas asperezas se liman en una reunión a puertas cerradas, con el jefe comunal dejando en claro cuál es el horizonte pretendido. Máxime en un organismo con gravitación esporádica como lo es la Junta Electoral.
Claro que esas acciones en el haber se potencian si el protagonista es el mismo que días atrás organizó encuentros gastronómicos – políticos que el intendente sospecha no tuvieron como objetivo rociar entre los comensales la buena idea que sería trabajar para que Soria vuelva a ser candidato a gobernador en el 2007. Y así, entre algunas dudas y otras tantas certezas, a Palmieri lo invitaron a dejar la función en el municipio.
Más allá de sus matices y la versión mejorada de los hechos que puede ofrecer cada interlocutor (de acuerdo al sector peronista que represente), la conclusión que puede sacarse es que el municipio vivió su primer sacudón político interno cuando todavía no se percibe ni siquiera un aroma del clima electoral del año próximo y mucho menos de los próximos comicios generales.
Repasando la historia de las disputas dentro del peronismo provincial, lo que pasó la semana pasada en Roca puede adquirir dimensión de anécdota. Pero también repasando la misma historia surgen razones para preocuparse y pensar que puede convertirse en la anécdota que abrió paso a una fuerte presencia del partido dentro del municipio roquense. Algo que el propio Soria garantizó nunca ocurriría.
Hugo Alonso
halonso@rionegro.com.ar
El sistema administrativo relegó la semana pasada su condición de número uno en el ranking del desorden dentro del municipio roquense. Como no sucedía desde el último trimestre de la gestión Sarandría, un torbellino trajo despidos, renuncias, críticas y acusaciones para ubicar al esquema político interno al frente de los que circulan sin brújula dentro de la comuna.
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $750 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios