Torres fue baleado en el piso, entre 20 policías
Su compañero de celda asegura que fue "una cacería humana". Investigan a otros uniformados, más allá de los cuatro detenidos. Ayer hubo quema de colchones para que atiendan al otro agredido.
ROCA (AR).- «Fue como una cacería humana». Así describió Luis Carilao la golpiza que recibió su compañero de celda, Pablo Torres, el joven de 28 años que murió el martes como consecuencia de las lesiones que le provocaron efectivos del Servicio Penitenciario Provincial en la cárcel de Roca.
Carilao sumó detalles a la reconstrucción del escenario brutal que se generó el lunes por la noche, luego de un intento de fuga: denunció que en un primer momento participaron de la agresión no menos de veinte uniformados, quienes hallaron a los internos escondidos entre las aulas que se encuentran ubicadas en un patio interno.
Otro de los datos que aportaron estudios preliminares indican que la víctima habría recibido varios disparos con postas de goma desde «muy corta distancia» lo que indica el nivel de violencia que ejercieron los uniformados contra los dos internos que ya estaban reducidos y esposados.
«La fuga ya fue…no les peguen más». Ese era el grito que pasadas las 23 del lunes se escuchaba desde varios pabellones, pidiendo a los efectivos de la penitenciaría que abandonen la paliza que les estaban dando a los internos Torres y Manuel Yáñez, que minutos antes habían intentado fugarse.
Carilao, quien también fue condenado por el crimen del comerciante de Cipolletti Ricardo Suriani, contó que desde su pabellón pudo observar -a unos 30 metros de distancia- a los efectivos del paredón sur cuando saltaban un alambrado y corrían hasta el lugar donde se habían escondido los internos. «Les disparaban desde corta distancia. Incluso, algunos, lo hicieron con el arma reglamentaria», relató.
Luego fue un tumulto. Los uniformados rodearon a los presos y allí comenzaron las patadas y las trompadas que terminaron cuando los dos hombres prácticamente ni se movían en el suelo.
El recluso contó que luego los sacaron por una puerta posterior del penal y los hicieron ingresar por el acceso principal de calle Maipú, donde la agresión habría seguido consumándose por parte de algunos efectivos.
«Estaban muy enojados. Estoy seguro que era porque horas antes se había escapado otro interno de apellido Sire», dijo el detenido, quien ayer mantuvo un diálogo con periodistas.
Tras conocerse la muerte de Torres, durante la madrugada de ayer se vivió un clima de tensión. Algunos guardias aseguraron que los propios internos arrojaban agua caliente desde las celdas, mientras que varios presos prendieron fuego a colchones y organizaron una «batucada» para pedir asistencia al detenido Yañez, quien permanecía aislado y sin asistencia médica.
Incluso se dispuso el ingreso del grupo especial Bora para reforzar la vigilancia, ante el temor de que la situación pudiera derivar en hechos de mayor violencia. Finalmente el reclamo cesó pasadas las 10, cuando llegó el horario de visitas y los internos abandonaron la protesta.
Hasta ayer, los cuatro efectivos que se encuentran detenidos por el crimen de Torres se encontraban alojados en distintas dependencias policiales y fueron trasladados a la sede de tribunales para ser notificados de las actuaciones. No obstante, se estima que recién la próxima semana podrían ser indagados por el juez Rubén Darío Norry.
Los efectivos ya fueron suspendidos en sus funciones y están acusados de homicidio calificado.
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