“Totalmente evitable”
El lunes 17 de abril, viajaba junto a mi familia con destino a San Martín de los Andes, ciudad en la que residimos. Entre los kilómetros 2256 a 2258, debimos padecer un lamentable y doloroso accidente, el cual se originó por una mancha de combustible depositada en la Ruta Nacional Nº 40, seguramente producida por la pérdida de algún camión.
En el mismo lugar, aproximadamente una hora y media antes, otro automóvil corrió la misma suerte, razón por la cual se requirió la intervención de Bomberos Voluntarios de Junín de los Andes, así como del personal de la Policía de Tránsito de dicha localidad, quienes a su vez, argumentando falta de recursos, convocaron a personal de Vialidad Nacional, a los efectos de proceder a efectuar un “barrido” de la mancha antes mencionada, tarea que evidentemente fue no sólo insuficiente respecto de su extensión, sino también en cuanto a la adopción de medidas eficaces para evitar otro accidente –por ejemplo señalización de peligro circular, reduzca velocidad, etc.– como el que finalmente sufrimos.
Más allá de la evidente negligencia –que espero sea materia de investigación–, y aún sin tener que lamentar consecuencias irreparables, nuestro automóvil se destruyó totalmente. Y al margen de algunas lesiones físicas menores en el caso mío y de mi hijo y de alguna consideración respecto de mi mujer, deseo formular las siguientes reflexiones: ¿es posible que ningún funcionario se haya comunicado con nosotros no sólo para ofrecer las disculpas del caso, poniéndose a nuestra disposición, sino además con intenciones de reparar en la medida de lo posible todo el daño tanto material como psicológico que estamos padeciendo? Además de los terribles momentos que pasamos, ¿tendremos todavía que transitar el tortuoso itinerario propio de los lentos y costosos reclamos judiciales? Entiendo que más allá de las causas imputables individualmente los organismos estatales deberían objetivamente afrontar las consecuencias dañosas provocadas por el obrar negligente de sus empleados de cualquier categoría. De lo contrario tendremos que soportar, además de la evidente ineptitud, el desamparo y la indiferencia de aquellos que deberían estar al servicio de todos los ciudadanos.
Como contrapartida, agradecemos a todo el personal del hospital municipal de Junín de los Andes (personal médico y de enfermería) el buen trato y los cuidados recibidos, a los bomberos voluntarios de dicha ciudad por el procedimiento de rescate de mi esposa y a toda la gente que nos asistió apenas ocurrió el accidente.
Miguel Ángel Rodríguez
DNI 13.089.450
Miguel Ángel Rodríguez
DNI 13.089.450
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