«Trabajar para terminar la vivienda de un amigo» 29-12-03
"Un techo para mi hermano" hizo realidad su consigna
ROCA (AR).- Plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo son, para la poesía, caminos para realizarse en la vida. Se podrían resumir en algo más concreto, como tener una familia o formar un hogar. La idea básica de ser creador de algo define el éxito en la vida. ¿Qué ocurre cuando el esfuerzo no alcanza? La solidaridad aparece como la herramienta que vuelve a conectar ese camino entre lo justo y lo injusto, y el trabajo compartido multiplica el éxito: ¿Qué mayor orgullo que trabajar al lado de un amigo?
Este es, quizás, el sentimiento que desde «Un techo para mi hermano» intentan sembrar en Roca.
Meses atrás, cuando a partir de un trabajo conjunto con los alumnos de la escuela especial 1º empezaron a trabajar para construir las casas para dos familias de la ciudad, la solidaridad empezó a trabajar en un barrio de la ciudad.
Ahora, mirando las paredes en pie, parece fácil, pero el camino recorrido fue duro. Para quien quiera poner un valor a los ladrillos, seguramente no encuentre un «tesoro arquitectónico». Pero no es esa la medida: mucha gente trabajó y hoy, luego de 4 meses, las dos casas están ocupadas por las familias. No fue un regalo, fue una mano tendida.
El resultado final fue la campaña «Somos capaces de construir solidaridad», y un hogar para dos familias roquenses.
Pero, ¿cuál fue el origen del proyecto? A partir de un contacto entre la «especial 1» y la ONG que se orienta al trabajo solidario surgió la idea de que los mismos alumnos contribuyeran, a partir de sus conocimientos adquiridos en los talleres, en el desarrollo de una campaña en la ciudad. ¿Qué mejor idea, entonces, que ayudar a sus propios compañeros?
Así se detectaron los casos más urgentes y se lanzó la campaña: había que construir un baño, en uno de los casos; y una casa completa, en el otro.
«Un techo para mi hermano» empezó a recolectar materiales y en poco tiempo se consiguió todo lo necesario para el primer paso. Corralones, empresas y vecinos particulares se solidarizaron y acercaron desde ladrillos hasta ventanas o bolsas de cemento. Mientras tanto, los chicos trabajaban, asesorados por otros miembros de la asociación.
En septiembre llegó un importante contingente de una escuela secundaria católica de Buenos Aires qu se acercó a Roca y se sumó a los trabajos.
Así, todos fueron sumando y, de pronto, las familias ya no debieron luchar solas, sino que eran un grupo heterogéneo, conformado por alumnos de la especial 1 y del colegio porteño, miembros de una ONG solidaria, y mucha gente. Entre todos, crearon un lugar en el que estas dos familias podrán vivir.
Según confirmó Adriana Hipperdinger, una de las responsables de «Un techo para mi hermano» en Roca, la campaña seguirá el año próximo.
«La idea es volver a lanzarla en mayo y, como quedaron algunos materiales, con la ayuda que recibamos creemos que esto se puede repetir», concluyó.
La asociación civil hace diez años que trabaja en Roca y tres que está conectada con la escuela especial.
A partir de conocer la situación de algunos de los alumnos se buscó integrar el trabajo y el conocimiento, teniendo como resultado algo más que una pared de ladrillos: un sueño hecho realidad.
ROCA (AR).- Plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo son, para la poesía, caminos para realizarse en la vida. Se podrían resumir en algo más concreto, como tener una familia o formar un hogar. La idea básica de ser creador de algo define el éxito en la vida. ¿Qué ocurre cuando el esfuerzo no alcanza? La solidaridad aparece como la herramienta que vuelve a conectar ese camino entre lo justo y lo injusto, y el trabajo compartido multiplica el éxito: ¿Qué mayor orgullo que trabajar al lado de un amigo?
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