Una pyme local hace herramientas artesanales para la industria

Crearon una empresa que desarrolla herramientas de completación de pozos y gas lift a medida. Cuentan con más de 40 años de experiencia en la industria metalúrgica e hidrocarburífera. Trabajan para operadoras locales y exportan a Colombia y Venezuela.

 

 

 

La industria del gas y petróleo es conocida por ser ampliamente exigente donde el margen de error es angosto. Demanda el trabajo conjunto de profesionales en diversas áreas para garantizar desarrollos eficaces y seguros.

En este escenario, y ante una creciente demanda, con más de 40 años de experiencia en la industria metalúrgica y en la de gas y petróleo, tres socios decidieron embarcarse en solitario y formaron la compañía DPC Oilfield Supply en enero de 2018. Desarrollan herramientas de completación de pozos y de Gas Lift a medida, para cubrir necesidades específicas de la industria.

“Venimos del área metalúrgica y hemos trabajado en el desarrollo de metales y tratamientos térmicos para la industria petrolera desde hace 40 años”, indicó el presidente de la firma, Ariel Fraisser.

Además de aplicar el valioso “Know How” adquirido de décadas atrás en la manufactura de piezas de completación, el objetivo de la compañía es llegar directamente al usuario final.

“Antes trabajábamos para Weatherford, para Schlumberger, Baker, hoy hemos tenemos nuestro propio departamento de ingeniería y desarrollamos nuestros propios productos, llegando a YPF, Petrobras, Sinopec”, explicó Fraisser.

Es una empresa 100% de capitales argentinos. Tiene sus instalaciones principales con su departamento de ingeniería en Buenos Aires. Cuentan con 20 empleados entre ingenieros y técnicos especializados en metalúrgia.

Hace un par de meses abrieron una base de operaciones en Cipolletti, para atender su principal cliente en la Cuenca Neuquina que es YPF. Sin embargo, el núcleo de negocios de la empresa está afuera. Exportan sus productos principalmente a Colombia y Venezuela.

“Nuestro mayor punto y lo que generó las primeras órdenes de compra, es nuestra capacidad de hacer desarrollos In Citus para diferentes características de pozos de inyección. Hemos desarrollado herramientas muy particulares que solo tienen aplicación específica para un yacimiento”, detalló.

Gracias a la especificidad de sus trabajos los coloca como competidores directos de las empresas de servicios líderes, que ofrecen sus capacidades mediante catálogos preestablecidos.

“Al desarrollar herramientas para aplicaciones particulares atendemos un nicho de negocio que no es atendida por las grandes empresas”, expresó Fraisser. Y cerró: “A veces se cree que estas empresas son las que tienen la mayor tecnología, pero en realidad son las que terminan recurriendo a estas pequeñas compañías como la nuestra que son las que tienen justamente el Know How metalúrgico”.

El primer objetivo para el 2019 es cerrar un contrato con una empresa de servicios de la Cuenca Neuquina para proveer herramientas. Además tienen contemplado invertir en el desarrollo de nuevas herramientas para evitar importar.

Todo lo que tiene que ver con otras inversiones en activos, en nuevas instalaciones o en contratación de personal, dependerá del contexto económico del país.

 

El cambio de reglas de juego a lo largo del 2018 complicó

a las pymes

El contexto macroeconómico del país a lo largo del año pasado no fue amigable para varios sectores industriales. Y son las pequeñas empresas las que sintieron un fuerte golpe que las obligó a rever planes de inversión. “Comenzamos bien este año, pero como casi todas las pymes tuvimos serias dificultades, nosotros tenemos gran parte de nuestros productos destinados a las exportaciones, y a mitad de año con la devaluación y el arancel a las exportaciones fue un golpe muy duro para nosotros”, remarcó el presidente de DPC Oilfield Supply, Ariel Fraisser.
Entre 10% y 12% es lo que la empresa pagó por cada neto de exportación que no estaba contemplado cuando se firmaron las órdenes de compra.
“Eso que para nosotros era ganancia en los primeros contratos, después se lo terminó llevando el gobierno y nos afectó a nuestro plan de inversiones donde contemplábamos abrir una nueva planta de manufactura en Ezeiza, lo tuvimos que postergar”, sostuvo.
La situación que atraviesan es similar a la de otras pymes, tienen trabajo y proyectos, pero su balance económico es negativo. “Esto pasó por el cambio de reglas del juego, hizo que muchos de los contratos que ya estaban firmados, en el momento de ejecutarse las reglas macroeconómicas cambiaron y perdimos dinero”, concluyó.
Para el 2019 tienen buenas perspectivas, pero a diferencia del 2018, las decisiones que tomen serán más conservadoras.

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