Tradición recuperada

Los chicos vieron la gran fogata y ni siquiera imaginaron la razón. No era un incendio accidental porque había clima de fiesta. Ni era para aplacar el frío. Y la pregunta fue inevitable: ¿Por qué el fuego, por qué tanta euforia en un barrio neuquino al lado de una gigantesca fogata? Por San Juan, aunque la respuesta es mucho más profunda porque tradiciones que parecían perdidas, desaparecidas con el tiempo, volvieron a primer plano aunque sea en un par de barrios neuquinos y otros más en el resto del país.

Juegos, música, tradiciones y costumbres de la gente son motivos sobrados para esta columna. La fogata de San Juan, de lo cual vimos muy lindas escenas en Neuquén, es la mejor expresión de la tradición compartida.

A pesar de la queja de algún lector hace un tiempo, que preguntó si este espacio no se podía aprovechar con algo mejor, voy a hablar de esto, de una tradición de las más divertidas que si alguien pudo disfrutarla alguna vez sabrá que es así.

Cada año, los 24 de junio, ramas de todos los orígenes sirven para la gran fogata que en realidad se remonta a miles de años. Antiguamente, según el sitio de Internet Palermoviejoweb, «los pueblos del norte de Europa -hoy Suecia y Finlandia- festejaban con una gran fogata, danzas y comidas típicas, la llegada del solsticio de verano, el 24 de junio. El fuego significaba purificación y fertilidad. Las llamaradas de la fogata perpetuaban la luz, que duraría seis meses».

«Ya en la era cristiana, esta tradición y otros ritos paganos llegaron a España, donde fueron apropiados por la Iglesia para contemporizar con las costumbres que no podían evitar. Así, la fogata fue adoptada para celebrar el nacimiento de San Juan Bautista, muerto en la hoguera», sostienen.

En nuestro país, Misiones fue el escenario de la primera fogata. En Corrientes vuelve a convertirse en una fiesta pagana, ya que se sumaron condimentos de las tradiciones de los nativos, quienes cocían papas y batatas en sus brasas y quemaban cosas viejas para poder obtener otras nuevas.

En la época de la Colonia se establece la costumbre en Buenos Aires en donde era tradición que los vecinos organizaran una en cada esquina.

Luego de años de prohibición durante la dictadura militar, Palermo Viejo retoma esta costumbre convirtiéndola en una fiesta participativa de todos los vecinos. Es allí donde se realiza una de las convocatorias más importantes en materia de gente y entusiasmo.

La fiesta de San Juan reconoce inspiración pagana, ya que la Iglesia Católica adoptó los festejos del solsticio del 21 de junio y los hizo coincidir con el nacimiento de Juan Bautista. La fiesta se extendió así a varias partes del mundo, pero sin resignar su primitiva relación con el universo y la naturaleza.

Es tan linda y divertida la noche de San Juan como tantas son las creencias relacionadas con la cuestión. Por ejemplo, algunos sostienen que en el momento en que el sol ilumina el amanecer del 24, las aguas de fuentes y arroyos están dotadas de poderes especiales para curar y brindar protección a la gente, o que aquel que se baña en el rocío que cae esa noche quedará protegido durante todo el año.

El mismo sitio de internet agrega que otros creen que meterse desnudo y de espaldas al mar, mirando la luna, permitirá a quien lo haga obrar ciertos prodigios. Además, quien se coloca debajo de una higuera con una guitarra en sus manos puede aprender a tocarla de forma inmediata.

Entre otras cosas, los solteros y solteras que al comenzar el 24 se asomen por la ventana de su casa verán pasar al amor de su vida.

Jorge Vergara

jvergara@rionegro.com.ar


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