Trágica muerte
El joven tucumano Carlos Marriera, quien murió ayer al caerle en la cabeza una farola en Plaza de Mayo, había llegado a Buenos Aires por primera vez junto con un contingente de 200 personas provenientes de varios puntos de la provincia, en uno de los típicos viajes organizados por punteros políticos para participar del acto de apoyo a la presidenta Cristina Fernández.
Uno de sus compañeros reconoció que para participar del acto kirchnerista se le había entregado una suma de «100 pesos, dos sánguches y una gaseosa».
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