Tras días de dudas, llegó el apoyo de Lula a Kirchner

Habló con Bush y le pidió respaldo

Después del silencio, llegó el apoyo que el presidente Néstor Kirchner le había reclamado a su par brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.

El mandatario del país vecino le solicitó ayer al presidente norteamericano George W. Bush, el respaldo de los Estados Unidos a la Argentina en el marco de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para destrabar la aprobación del segundo tramo del acuerdo firmado en setiembre del año pasado.

El apoyo de EE.UU. dentro del Directorio del Fondo cobra especial importancia, si se tiene en cuenta que dentro de siete días vencen obligaciones de la Argentina con el organismo por unos 3.100 millones de dólares.

Desde el Gobierno argentino se resaltó ayer «la continuidad del acuerdo de Caracas» y la demostración de que el entendimiento entre los presidentes Kirchner y Lula «está en marcha». Fuentes oficiales destacaron anoche la satisfacción del Presidente por la actitud de Lula.

Lula también hablo con el presidente del gobierno español José María Aznar, para pedirle que apoye cambios en los criterios del FMI en la concesión de préstamos a países latinoamericanos. Así lo informó el vocero de Lula, André Singer, al comentar los principales puntos abordados por el mandatario brasileño y Bush en una conversación telefónica, de acuerdo con lo precisado por la Secretaría de Prensa y Divulgación en Brasilia.

El apoyo a la Argentina contrastó con las declaraciones del ministro de Hacienda, Antonio Palocci, en defensa de la gestión en el FMI del representante brasileño, Murillo Portugal, quien habría sido criticado por el presidente Néstor Kirchner por sus posturas presuntamente contrarias a la estrategia argentina de renegociación de la deuda.

Lula le pidió a Bush «que tuviese en cuenta la recuperación económica de la Argentina, que viene actuando con seriedad y responsabilidad en la conducción de sus políticas públicas», señaló Singer en su contacto con la prensa.

Las gestiones de Lula ante Bush, en una conversación telefónica «de diez a quince minutos» se realizaron en el marco de una propuesta más ambiciosa del mandatario brasileño: convencer a los representantes ante el FMI de Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Francia y España para «la alteración de los sistemas de acuerdos preventivos» del organismo con los países de América Latina.

Dentro de esa propuesta, se destaca el pedido para que el FMI no compute a las inversiones de capital como gasto, lo que ayudaría a una más rápida aprobación de metas sin afectar las necesidades de infraestructura.

No obstante, Singer admitió que Bush «se mostró simpático ante la ponderación del presidente (Lula), pero no fue más allá de eso».

Además, las gestiones de apoyo de Lula estuvieron condicionadas por el respaldo público que Palocci, hiciera a Murillo Portugal, quien habría sido cuestionado por el gobierno argentino por sus posturas dentro del Directorio del organismo.

Palocci destacó que tanto Lula como él consideran que Portugal «es un excelente funcionario de Brasil, que está prestando un servicio excepcional», al tiempo que lo consideró «un profesional positivo y operativo».

En su reciente encuentro con Lula en Venezuela, Kirchner habría cuestionado las posiciones de Murillo Portugal en las deliberaciones internas del FMI, por considerarlas contrarias a la estrategia argentina en la renegociación de la deuda.

Bonistas se retiran de grupos consultivos

El Comité Global de Tenedores de Bonos de Argentina (CGAB), que representa a acreedores con aproximadamente 37.000 millones de dólares en títulos de deuda pública, anunció ayer su decisión de retirarse de los grupos consultivos de acreedores establecidos por el gobierno argentino. La decisión de los acreedores tuvo lugar en momentos en que el ministro de Economía, Roberto Lavagna, sostenía que «los países del G7 tienen que aceptar que no hay plata pública para salvar a los bonistas privados» como en la década del '90, y que «las reglas de juego las cambió la comunidad financiera internacional», no el gobierno argentino.

«Aquí hay una costumbre, que era la de la década de los '90, donde el Fondo, el Banco Mundial, y a veces los propios gobiernos del G7 o de los países desarrollados ponían plata pública para el salvataje de los bonistas privados», señaló Lavagna. Con todo, subrayó que «lo que ahora ha cambiado, a partir del cambio en la administración norteamericana (por la asunción de los republicanos en 2001), es que esta política no se sigue más». «La verdad es que yo la comparto, porque tiene un enorme riesgo moral, hace que existan burbujas financieras», indicó el ministro en declaraciones realizadas al canal Plus Satelital.

Por su parte, el GCAB señaló a través de un comunicado, reproducido aquí por la agencia francesa AFP, que los grupos «no son el foro correcto para una negociación significativa de la reestructuración de la deuda» y por tanto «no participará más» en ellos.

El Comité integra a acreedores institucionales y privados de Italia, Alemania, Suiza, Austria, Japón, Francia y Estados Unidos que participaron inicialmente en la negociación con grupos consultivos, tal y como proponía el Gobierno, y que ahora rechazan esa fórmula.

El jefe del Palacio de Hacienda remarcó que «ahora el planteo es: no hay plata pública para salvar a los bonistas privados», y consideró que «esta es la realidad que los países del G7, y muy particularmente los europeos, tienen que aceptar». (DyN)


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