Tras diez años, Memoria Activa deja de marchar

Después de diez años y medio de exigir justicia frente al Palacio de Tribunales, la agrupación Memoria Activa, que reúne a los familiares y amigos de las víctimas de la AMIA más críticos con la investigación, realizó hoy su último acto de cada lunes en la Plaza Lavalle.

«Con el tiempo, la Plaza se tornó en una herramienta más de todas las que tenemos para seguir luchando y consideramos que debíamos hacer un cambio, tomar nuevos desafíos. No debíamos perpetuarnos en la plaza; se cumplió un ciclo», explicó una de las principales referentes de Memoria Activa, Diana Malamud.

Ayer a la mañana, a las 9.30, medio centenar de familiares y amigos de las víctimas se reunieron en el tradicional escenario de las manifestaciones desde hace 4.665 días que llevaron como consigna principal «Justicia, justicia perseguirás».

A varios de los asistentes se los notó con lágrimas en los ojos y la voz quebrada por la emoción del momento. Es que el último acto significó «el fin de una etapa, pero no el fin de Memoria Activa», recalcó Malamud. «Vamos a seguir manifestándonos de muchas maneras, incluso vamos a seguir convocando a la plaza, aunque no con la regularidad de todos los lunes», anunció la mujer, viuda del arquitecto que estaba al frente de las refacciones en la sede de la AMIA cuando fue el atentado.

A la hora de hacer los balances, Malamud subrayó que los logros que se consiguieron durante su lucha desde la Plaza Lavalle. «Lo que hemos sacado a la luz y hemos denunciado es lo que hoy todos saben: que la causa AMIA fue un fraude y una verdadera verguenza», denunció.

Tras aquel fatídico lunes 18 de julio de 1994, cuando 85 personas perdieron la vida en Pasteur 633, Memoria Activa comenzó a reclamar Justicia en la Plaza Lavalle cada semana. Los familiares de las víctimas se encolumnaron tras un mismo reclamo de justicia pero años después, en medio de las complicaciones de la causa, caso, surgieron diferencias que terminaron dividiendo a los deudos en dos grupos.

Memoria Activa cuestionó abiertamente el trabajo del juez federal Juan José Galeano -hoy al borde de un proceso de juicio político-, fustigó duramente al gobierno de Carlos Menem y denunció al Estado argentino ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por haber violado el derecho a obtener Justicia.

Fue así como la agrupación llegó sola al juicio oral y público contra la llamada conexión local de la masacre y acusó al reducidor de autos Carlos Telleldín, señalado como la persona que entregó la Trafic que se usó para el estallido. Pero evitó imputar a los policías bonaerenses que estuvieron durante ocho años presos como supuestos participes de la masacre y aseguró que «la verdadera conexión local fue el Estado argentino». Así, Memoria Activa se convirtió en el único acusador conforme con el fallo que, después de tres años de audiencias, absolvió a todos los imputados y castigó con dureza la investigación y a sus responsables.

Ayer, en el último lunes del año, el shofar -un instrumento de viento milenario formado por el cuerno de un animal que se escuchó repetidamente cada lunes desde aquel 18 de julio de 1994-, sonó por última vez frente a los Tribunales «para convocar al pueblo a la plaza». «En el futuro seguiremos luchando contra la impunidad, pero de distintas maneras», resumió Malamud. El último acto estuvo dedicado «a las víctimas de la impunidad, a las víctimas del gatillo fácil, a los desaparecidos, a las víctimas de la Embajada de Israel y de la masacre de la AMIA».


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